Hay ocasiones en las que un ferrocarril nace muerto. Esta frase lapidaria encabeza desde siempre la promoción de la Vía Verde de la Jara en la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, una entidad pública que coordina el programa de reanimación de estos trazados en desuso. El que atraviesa la comarca de La Jara quedó archivado después de unas inversiones fabulosas que alimentaron la posibilidad del aprovechamiento turístico. Hubo una inyección de 750.000 euros con fondos europeos en 2008, pero, una vez más, habita el olvido en este rincón del sudoeste de la provincia.

«No nos han comunicado absolutamente nada», indicaba a este diario el alcalde de Aldeanueva de Barbarroya, José Manuel Fernández, sobre el posible proyecto entre manos del Gobierno de España y la Diputación para recuperar la vida del trazado. Así, anunciaron en marzo un «principio de acuerdo».

Hace hoy un año, un derrumbe de piedras en el kilómetro 16 de los 52 del itinerario apuntilló a una infraestructura demacrada ya desde hacía años. En 2018, la disolución, por deudas, de la mancomunidad de los municipios por los que discurre, dejó desamparado el recorrido.Talavera, Calera y Chozas o Aldeanueva de Barbarroya aprobaron sendas mociones para instar a las administraciones superiores a resucitar la Vía Verde tras el cierre ordenado en noviembre de 2021.

El derrumbamiento de una trinchera, que tapó de lado a lado el camino, motivó que la entidad pública ADIF, la propietaria, ajusticiara el paso por el trazado. «Debido al estado de conservación y a los serios problemas de seguridad que se derivan de esta circunstancia (mal estado del firme, falta de iluminación en los túneles y falta de gestión desde 2018) se informa del cierre temporal». Esta frase figura en rojo en los canales de difusión de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. Se trata de la única de las 132 vías verdes de España cerrada.

Como no se pueden poner puertas al campo, los visitantes recorren el itinerario bajo su responsabilidad. Ni hay autorización para promociones como la prueba deportiva 'Talajara', que congregó a principios de octubre a más de 1.200 ciclistas pero sin pasar por la vía.

Como testigo del abandono, figuran los vagones destrozados de la estación de 'Pizarrita'. La flamante realidad del alojamiento y restaurante duró solo unos años. Ahora, habita allí el olvido. Y la factura del vandalismo.