De aquellos barros, estos lodos. Este CD Toledo es otro, pero está pagando los platos rotos del anterior. Se espera otro arranque, y no dos derrotas en dos partidos. No hay puntos en el casillero del que aspiraba a campeón. En esta segunda jornada se podía respirar, pero el CD Quintanar del Rey fue aplastando más y más al CD Toledo a base de goles. El equipo de Aitor Gómez intentó jugar, intentó llegar, intentó... pero con el 0-1 se acabó todo. Las críticas estaban en la glotis desde el sábado pasado. Así es imposible.
Cualquier alimento parece un manjar para los aficionados, que en apenas diez segundos celebraron una falta al borde del área y la amarilla para Eloy, que había derribado con un empujón a Chabo. Fue solo el principio, porque en los siguientes minutos, el CD Toledo arrancó a jugar de buenas maneras. Y generó una primera llegada gracias a una finta de Iván Bueno por el costado izquierdo que no alcanzó a rematar Héctor detro del área.
Pero los errores pasan una factura importante, y el Quintanar del Rey halló un agujero por el lado izquierdo que Kain aprovechó para poner el balón del área. Megías había visto otro, y remató solo de cabeza para poner el 0 a 1. Los pitos, que ya se podían escuchar levemente de fondo, se intesificaron. Pero lo peor es que el murmullo de la indiferencia atrapó por completo al Salto del Caballo en el tramo siguiente de partido.
El caos se instala en el CD Toledo (0-3) - Foto: David PérezElYa no era cuestión de dominar o de tener la pelota. La gente quería ver a su equipo atacar. Dedicó tímidos aplausos a alguna que otra aproximación, sin remate claro, sin pase dañoso y sin autoridad. Solo hubo que destacar la intensidad de algunos futbolistas, como Héctor, Chabo o Mamau. No bastó.
En el minuto 22, asustó de nuevo el equipo deJosé Luis Encinar, con una falta lateral de Perujo que obligó a estirarse a Jony para ceder un saque de esquina. Ocasiones en el otro lado también las hubo, pero lo que preocupaba era taponar los problemas defensivos. De hecho, Fer Navarro recibió solo entre Luis Enrique y Del Campo. El disparo no llegó a nada, pero la desaprobación de la grada... ni que explicarla.
Las peticiones de paciencia se estaban quedando cortas. La afición explitó definitivamente con otro jugada calcada a la del 0-1. Kain volvió a buscar la cabecita de Megías, y la encontró. El murciano marcó el segundo. Ya se había desatado el huracán de manera definitiva: «¡Fuera, fuera, fuera, fuera!».
El caos se instala en el CD Toledo (0-3) - Foto: David PérezElY pudo ser peor. En la jugada siguiente, Cifuentes metió una pelota en profunidad al segundo palo, donde estaba Mazzocchi, aunque el colegiado señaló fuera de juego y no dejó subir el 0 a 3. Hubiera sido impresentable a estas alturas.
Esto podía pasar, y se veía venir, pero tener un ambiente infernal en contra, con comentarios directos, no facilita nada el trabajo. Y los enjuiciados son los que tienen que sumar los puntos. Intentaron ponerse a jugar, bien a pases, bien con balones largos, pero está claro que este CD Toledo sigue esposado por la presión, por las exigencias, por los rigores de la competición. No se ha liberado. Y, a cualquier contragolpe del Quintanar del Rey, los pitos comenzaron a aflorar de nuevo.
Las críticas se centraron en Jon Domínguez a poco de acabar la primera mitad. El lateral tuvo que derribar a Kain, que se metía entre los centrales camino de la portería. El más difícil todavía. El resto del partido se veía ya como una atracción de feria cuando necesitas biodramina para viajar. Fue una bendición el descanso, al menos para que esos futbolistas bajaran del estrado durante unos minutos. Labronca en el descanso fue hasta generosa. Se arrastra apatía del curso pasado, pero esta plantilla no tiene la culpa.
El caos se instala en el CD Toledo (0-3) - Foto: David PérezElEl caso es que se tuvo que jugar la segunda parte. Ver a Mamau intentar bicicletas era sinónimo de que algo seguía sin funcionar. Y en la jugada siguiente, el tercero. Otra vez una salida rápida del Quintanar que Megías acabó introduciendo en la portería. En este partido, el '9' había marcado ya los mismos goles que en su aventura de verde, en la 2014/15: tres.
El CD Toledo estaba más intenso, más metido, pero el laberinto era ya imposible de descifrar, y menos en inferioridad. De la incapacidad, se había pasado a la impotencia. Estaba perdido, sí, pero había que terminarlo. Un sector de la afición bajó a la grada que hay justo detrás del banquillo local para desviar la atención. Entre tanto, su equipo se salvó de recibir el cuarto, en un mano a mano de Cifuentes al que acudió Mario Gómez.
Aitor Gómez fue haciendo cambios como pudo, equilibrando la capacidad para defender con no recibir una sangría de goles. El final se hizo eterno. Al tiempo que se intercambiaban opiniones en la grada, se seguía el juego sin ninguna fe. De hecho, entre Kain y Megías pudieron marcar el 0-4. La reacción fue aplaudir. Como a Megías en el cambio. No está mal ser justo, pero también con los de tu casa.
Arturo arrancó algún aplauso a su favor con una falta directa que obligó a trabajar a Molina, hasta ese momento inédito. Nunca se creó tanta expectación. Y nunca se tardó tan poco en apuntillar.