No hay suficientes camioneros en Reino Unido, ni suficientes camareros para los restaurantes de la Costa Este de EEUU, ni suficientes enfermeras para los hospitales de Francia, ni suficientes maestros para las escuelas de Alemania. Hay escasez de trabajadores incluso en algunos sectores de la economía española, a pesar de una tasa de paro crónica que en otras latitudes se consideraría una emergencia nacional.
Nos pasamos el día preocupados por el desplome del trabajo y al final resulta que en algunos sectores está sobrando. Los economistas insisten en que la clave es el desajuste del mercado laboral. Lo que quiere decir que se necesitan manos en profesiones en las que no hay personas cualificadas o dispuestas a afrontar según qué sacrificios. El sindicalismo y un sector de la izquierda global lo ve de otra manera. ‘Pay them more’, dicen. Pagadles más y veréis como aparece gente dispuesta a cualquier cosa.
Es posible que ambos tengan razón. El capitalismo financiero y los intermediarios del sistema -incluidos los públicos- abarcan tanto que las nóminas son cada vez más raquíticas. Al mismo tiempo, el desajuste entre lo que se necesita y lo que se tiene es abismal, sobre todo en países como España o Italia.
Se pueden forzar moralejas pero el fondo del problema es el que es: un joven con educación universitaria tiende a buscar un trabajo cualificado hasta las últimas consecuencias, aunque eso signifique emigrar a otro país o pasarse unos años sin ingresos. ¿Cuántos licenciados conocéis conduciendo camiones? ¿Y cuántos ganando con sus profesiones menos que un camionero bien asentado?