Francisco Cerro celebra la Natividad en Guadalupe

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El arzobispo de Toledo anunció que mañana se clausurará el año jubilar guadalupense, que daba comienzo en 2019, y se ha prolongado a causa del coronavirus

Francisco Cerro celebra la Natividad en Guadalupe

La basílica del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe acogió ayer la solemne celebración eucarística con motivo de la fiesta de la Natividad de la Virgen María, presidida por el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Francisco Cerro Chaves.

Junto a él, han concelebrado el arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga; el obispo de Coria-Cáceres, Jesús Pulido; el obispo emérito de Segovia e hijo predilecto de Guadalupe, Ángel Rubio; y también el obispo emérito de Albacete, Ciriaco Benavente, natural de Malpartida de Plasencia.

Igualmente el P. Guillermo Cerrato, OFM, guardián del Monasterio, junto con la comunidad franciscana y un grupo de sacerdotes han participado en esta celebración tan significativa.

Cabe destacar la participación de los Caballeros y Damas de Ntra. Señora de Guadalupe quienes han colaborado en el desarrollo de la celebración litúrgica.

Francisco Cerro ha comenzado su homilía recordando que «el próximo sábado, 10 de septiembre, clausuraremos este jubileo guadalupense que se ha extendido durante dos años, que ha sido bendecido por el Señor con una carta expresa del Papa Francisco».

En el contexto de la homilía don Francisco Cerro ha querido abundar en tres títulos «nuevos a Ntra. Sra. de Guadalupe».

El primer título que ha utilizado el arzobispo de Toledo ha sido «Santa María de Guadalupe del agradecimiento». En este sentido ha recordado que la Virgen María «se instala en el agradecimiento y canta el magnificat». Se trata del canto en el que se recuerda que «Dios siempre está con los humildes y sencillos».

«En la medida que uno agradece a Dios, su corazón se llena de esperanza y felicidad» ha indicado.

El Arzobispo de Toledo ha compartido su experiencia vivida en Guadalupe, a lo largo de este período jubilar, en el que ha visitado la Puebla de Guadalupe más de 50 veces y en las que ha palpado el amor de tantos peregrinos hacia la Morenita de las Villuercas: «La Virgen de Guadalupe nos quiere a todos, pero especialmente al que está más necesitado de nosotros. Ese es el amor y por eso el amor de la Virgen María no está nunca en crisis. Es un amor que siempre se actualiza y se hace vida».

La segunda invocación realizada ha sido la de «Santa María de Guadalupe de la humildad». Don Francisco Cerro ha recordado que ella es la «Virgen de la humildad porque Dios derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes».

«Solo los que son humildes se meten a Dios en el bolsillo» ha aseverado el Primado. En este sentido, Mons. Cerro ha recordado la predilección de María hacia los humildes como ha sido la figura de los pastores, subrayando al pastor Gil Cordero. Precisamente ha querido anunciar que durante la próxima peregrinación a Tierra Santa organizada por las diócesis de Toledo, Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia durante el próximo mes de octubre, se inaugurará una capilla dedicada a Santa María de Guadalupe en el Campo de los Pastores, cerca de la ciudad de Belén.

El tercer y último título dedicado a la Virgen de Guadalupe ha sido «Santa María de Guadalupe de la confianza». Don Francisco ha afirmado que «vivimos en un mundo sin esperanza», subrayando a la par que «podemos salir de situaciones de desesperanza» y ha exhortado a « vivir con esperanza y confianza».

El Primado ha concluido su homilía con la siguiente afirmación: «Vivo con esa esperanza plena que me da la Virgen de Guadalupe, la Morenita de las Villuercas».

Tras finalizar la Eucaristía, ha tenido lugar la procesión con la imagen de Sta. María de Guadalupe por el claustro del Real Monasterio.

La clausura del jubileo guadalupense tendrá lugar el próximo sábado, 10 de septiembre, a las 12:00 horas durante la celebración de la Misa del peregrino.