Ilia Galán

LA OTRA MIRADA

Ilia Galán

Poeta y filósofo


Adiós a las clases

16/06/2022

Un sol de justicia aplastó las tierras hispánicas, dorando los campos, secando infinidad de plantas y manteniendo animales y personas escondidos en las sombras o bañándose en estanques, piscinas, lagos, ríos y playas... Pronto vendrían los fuegos y el temor de que nuestros bosques y sus riquezas se conviertan en humo contaminando nuestros pensamientos, nuestro futuro, nuestros sueños... Los paisajes calcinados coinciden con el final estudioso de los jóvenes que pulularon en nuestras aulas, apenas preparadas para temperaturas tan altas. El clima es importante y por eso el periodo estival coincide con largas y alegres vacaciones.
Hay padres, con posibles, que les apuntan en cursillos donde aprenden, relajadamente y con gusto otros menesteres, o donde se ejercitan en los deportes, en alegres actividades... Otros son enviados al extranjero, a aprender idiomas en algún cursillo de verano, que también suelen ser divertidos... Tiempo de lectura y encuentros con la familia, cuando esta puede descansar con ellos, tiempo de volver al pueblo y de encontrarse con amigos, excursiones, otros mundos, replanteándose la vida... Y los libros... Novelas, cuentos, lecturas que llenan de encanto el ocio de algunos, aunque cada vez menos, pues la enseñanza, en demolición por culpa de gobiernos ignaros con programas fanáticos, cada vez contribuye menos al fomento de la lectura, esencial para un completo desarrollo intelectual. Incluso en Francia, la nación de las letras, han cambiado las materias para incentivar la lectura entre adolescentes, en un intento que huele a desesperación. 
Pero tampoco se puede dejar de leer algunos clásicos, pues entonces olvidan la propia cultura. Aunque hay textos más gustosos que Mío Cid para un adolescente, dejarlo de lado es despojarle de nuestro común pasado; a muchos nos emocionaron sus pasajes, leídos, sí, porque estábamos obligados. La caída del nivel en la lectura obedece sobre todo a las redes sociales y los móviles. Quienes pierden el hábito difícilmente se recuperan. El sistema universitario también señala con alarma la falta de lectores... Se lee menos, a autores de menos valía, y de los clásicos apenas se llevan unos fragmentos... A una mirada general a la historia, como una totalidad con sentido, sucede la fragmentación de un presente continuo y una histérica necesidad de conexión digital. Son más fáciles los videojuegos o las conversaciones con la pandilla, pero la cultura no se adquiere sin esfuerzo y ha ido cayendo la cultura del esfuerzo, de la superación, para ser sustituida por una igualación caótica donde todo parece poder valer lo mismo, aunque esto solo sea apariencia. Habitamos las superficies, devoramos la cáscara de la vida.          
Van cerrándose las aulas, el calor nos aplasta, pero apenas hallado refugio en casa se abren las pantallas y digitales mundos nos atrapan, mensajes, imágenes... Los libros siguen esperando que alguien los abra en sus estantes, respetuosos. La sabiduría aguarda nuestra mirada. 

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