La bulliciosa calle Ancha permanece en silencio estos días. Las voces de los centenares de turistas y toledanos que la transitan a diario ya no se oyen. Los adoquines de piedra rebotan los pasos de un único paseante por las calles del Casco Histórico. Una mujer que vuelve de hacer la compra es la única presencia en todo el paseo. La clásica ruta de la plaza de la Catedral a Zocodover tiene estos días una esencia melancólica. Muchos toledanos echan de menos poder andar por esa calle y por eso, desde La Tribuna, no hemos dudado en poder ofrecer a nuestros lectores ese particular, añorado y castizo paseo.