Talavante volvió a ser Talavante

Mario Gómez / BILBAO
-

El extremeño firma una gran obra que reverdeció el recuerdo de los aficionados y desorejó a su primero. Rufo se presentó en Bilbao sin suerte en su lote y saludó una ovación, al igual que El Juli

El extremeño firmó una obra excelsa ante el segundo. - Foto: BMF Toros

Marcaba el reloj las 20:22 minutos cuando Talavante era izado al cielo bilbaíno. Un cielo tan oscuro como el ruedo sobre el que Talavante firmó la obra más destacada desde su vuelta a los ruedos.

Menos de dos horas y veinte de festejo en las que se vio la mejor versión del extremeño, el toreo poderoso de El Juli y la confirmación en el norte lo que Rufo materializó en el centro y en el sur: tiene madera de torero grande y a poco que le embistan los toros, continuará codeándose con los mejores, pero en Bilbao eso no se dio.

Si Talavante recibió a su primero con ganas, Tomás Rufo lo quitó con garbo. Un ramillete de verónicas y dos medias abelmontadas que de no conocer el carnet, los bilbaínos hubieran situado a Pepino a las orillas del Guadalquivir. Talavante se espoleó y de blanco y oro se dirigió a los medios para brindar al respetable. La ovación denotó que aquí Tala es querido. Y Alejandro sabía que la temporada no estaba siendo la esperada, que el aficionado le espera con memoria y sabe de lo que es capaz y por eso se echó la muleta a la izquierda para cuajar un toro como había hecho siempre, de los de trazo exquisito y mando firme, de los de gusto y torería a rebosar, de los de olés profundos y cintura enroscada, de los de pata pa'lante y riñones metidos: de los del mejor Talavante. Y eso que comenzó por la derecha rayando a gran nivel, y por ese pitón quiso continuar la faena tras el cenit de su zurda. Dueño de los tiempos, supo dar espacio en las entretandas para que "Anzuelo" le dejara pescar. Un aquilatado final acariciando las embestidas por bajo y una estocada hasta la bola. Talavante estaba de vuelta y hacia reventado Bilbao. Dos orejas de ley.

Rufo sorteó el lote de menos opciones de la tarde. Rufo sorteó el lote de menos opciones de la tarde. - Foto: BMF Toros

El quinto fue muy protestado por perder en varias ocasiones las manos. A pesar de ello quitó Rufo con chicuelinas de compás abierto levantando algunas palmas. Soberbio estuvo en los dos pares el subalterno Miguelín Murillo, antes de que su espada iniciase un trasteo en el que, tras varias probaturas rompió por el pitón derecho. Por el izquierdo toreó con suavidad y desarrolló una aseada faena que desembocó en ovación con saludos.

Cuando Tomás Rufo se hizo presente para saludar al que hizo tercero, comenzó el éxodo a los graderíos desde los tendidos. La lluvia hizo acto de presencia y el tercio de varas supuso el momento del trámite hacía las nuevas ubicaciones. Rufo brindó el toro de su presentación a todos cuantos se dieron cita en Bilbao, y con un inicio de mando y mano baja, combinado con la suavidad por el izquierdo, cayó de pie ante el respetable. El toro resultó pronto, y la virtud la aprovechó el toledano para irse a los medios y ofrecerle la diestra. El toro se afligió demasiado pronto, a pesar de que Rufo siempre contó con la virtud de la colocación y no le importó cruzar la línea hasta pitón contrario. Aguantó parones y miradas y le dio tiempo entre el apoyo del público que se volcó con un torero, siempre en torero, que se vació ante un animal vacío. Las manoletinas finales caldearon el epílogo de una faena en la que hubo más torero que toro.

El burraco que hizo sexto no dio opciones de salida. Rufo anduvo inteligente y le andó hacia atrás con la voluntad de que rompiera a embestir. No había dejado Andrés Revuelta el tercer par del tercio y ya estaba Tomás con la muleta montada en los bajos del 3 para comenzar la faena por alto. La disposición era plena, pero un toro que llegó sin definirse por completo lo hizo para mal y se paró tras una tanda. Hizo un esfuerzo baldío por sacar partido a un animal que no lo tenía.

Con sus 565 kg "Mediterráneo" era un tío. Un toro con mucha plaza, propio de Bilbao, que salió suelto como acostumbran los de la casa. El Juli no pudo dejar nada más que dos detalles, pero Talavante quiso enseñar sus cartas en un suave quite por chicuelinas que calentó el ambiente. Curro Javier siguió a lo suyo con los palos y brindó dos extraordinarios pares, como ya hiciera la tarde anterior, en esta ocasión ante un toro que tardeó y al que El Juli le comenzó a este su primero la faena por bajo doblándose y llevándolo largo. "Mediterráneo" era mezcla de trasatlántico de volumen y barcaza de remos por sus sosas y a media altura embestidas, no obstante, Julián, que sabe algo del toreo, supo sacar retazos en una faena. en la que pidió que no sonase la música. Bilbao comenzó a cubrirse de nubes y el cielo se tornó en cárdeno oscuro, quizá a juego con el precioso terno mercurio y azabache del madrileño. Mató como es habitual en él, pero la colocación de la espada levantó leves protestas, pero la ovación final fue rotunda y cariñosa.

Los primeros tercios del cuarto dejaron a un Juli inspirado en el quite y muy suelto en el remate. Brindó Julián a Bilbao sabedor de que hasta el momento la tarde llevaba el nombre de Talavante. Se dobló y empujó por bajo las embestidas en los mismos medios para posteriormente pulsear las embestidas por el pitón derecho dejándosela siempre puesta por delante. Por el izquierdo hizo lo propio llevándoselo más atrás de la cadera. Variado y poderoso, dejó momentos de mucho interés en un trasteo rubricado con una estocada algo caída y atravesada, pero de rápido efecto, que desembocó en petición y que con criterio el presidente no atendió, quedando todo en ovación con saludos.

ARCHIVADO EN: Bilbao, El Juli