Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Greta Thunberg

09/09/2022

Cuando pasa el tiempo y se mira para atrás con perspectiva se ven bien claros los tremendos errores que va cometiendo la Humanidad o una buena parte de ella. Se ve cómo el hombre tiene muy poco de racional y mucho de ingenuo. La mitificación estos años pasados de un niña como si fuera la salvadora del Mundo es un claro ejemplo.
Esta pobre muchacha, a la que quisieron y casi consiguen hacer 'Dalai Lama' de Occidente, fue usada como cebo para engatusar a una población inocente y arrastrarla a una filosofía de transformación de la sociedad cuyos resultados estamos viendo. Lo trágico es que la sociedad abrazó sus inducidos credos tragándose el anzuelo hasta donde escupirlo resulta ya doloroso.
¿Cómo pudimos hacer un mito de teorías tan simples, irrealizables y peligrosas para nuestra civilización? Me imagino las carcajadas de Putin cuando veía desmantelar las centrales nucleares sin que quienes las liquidaban tuvieran más alternativa que el gas que él mismo vendía.
Nuestra sociedad se ha vuelto tan sensible que ya no cuenta a los niños esos cuentos de lobos y pastores de otros tiempos. Si a nuestros dirigentes les hubieran contado ese en el que los lobos propusieron un tratado de paz -¡qué bonito!- a los pastores en el que la primera condición que pusieron los lobos era suprimir a los perros, seguramente no hubiéramos caído en la trampa… pero ahora los lobos son los buenos y los pastores y sus perros los malos…
La tragedia es que esta candidez nos ha llevado a lo que se llama 'el mundo al revés'. El revisionismo de la Historia y de la actuación de la Humanidad en el pasado nos ha llevado al extremo opuesto. En lugar de corregir las muchas aberraciones que cometimos en el pasado nos hemos propuesto cometer las mismas, solo que de signo opuesto, en el presente y futuro. Hemos pasado, por ejemplo, de que  cada cual podía hacer con sus animales lo que le diera la gana, sin límite alguno en la atrocidad, a humanizar eso que se conoce como mascotas, de tal forma que ocupan el mejor lugar de la casa y sus atenciones veterinarias para sí las quisieran muchos niños. Hemos pasado de arrinconar las lenguas regionales hasta casi hacerlas desaparecer a prohibir el uso del español en España. Hasta hemos inventado estatus para quienes realizan acciones antisociales que les convierten en héroes, o cuando menos en instituciones a las que se teme combatir. Así, a un ocupa se le podía echar como usurpador de la propiedad que es, pero a un okupa no, la sociedad les teme y les considera como si estuvieran haciendo algo grande. Hemos pasado de perseguir a los que eran minoritarios por su sexualidad a mitificar a esas minorías, de tal forma que hasta se crea el día de su orgullo. En cambio, a quienes forman una familia en la que traen hijos al mundo, los alimentan y los educan, no tienen reconocimiento alguno…

Estos cambios de mentalidad, impuestos de forma hábil por quienes en su interés se dedican a difundirlos nos están llevando al abismo. Porque una niña, por muy tierno que resulte, no puede ser quién dirija un mundo tan complejo en el que los intereses hacen que las uñas y los cuchillos estén en continuo proceso de afilado. ¿Escarmentaremos algún día?