Jorge Jaramillo

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Jorge Jaramillo


La reconquista de América

14/02/2022

Coincidiendo con el primer aniversario de la llegada de Joe Biden a la Presidencia de los Estados Unidos, y en los mismos días de febrero en los que la nueva administración norteamericana echó a andar enterrando la era Trump, el sector olivarero español recupera su fortaleza en la plaza más estratégica del planeta por su exponencial crecimiento de consumo.

Y acaricia de nuevo el liderazgo en la exportación de esta grasa vegetal, arrebatado todavía por Italia, aunque solo por 4.000 toneladas en el balance de 2021.
Según la interprofesional española del aceite de oliva, el volumen vendido por nuestras almazaras, cooperativas e industriales creció un 28,08% respecto al ejercicio anterior, pero un 140% si hablamos solamente de los envasados; en total 108.650 toneladas. Y todo, a pesar de la contracción comercial que registró esta plaza por culpa la pandemia, que llevó al mercado estadounidense a reducir su demanda un 9,3% hasta las 365.916 toneladas. En ese contexto, también Italia perdió cuota en sus envíos (-12,09%), incluso mucho más Túnez (-31,59%) o Portugal (-34,13%).
La 'gesta' representa una victoria en cualquier caso por el esfuerzo imperioso de todo el tejido empresarial español de mantenerse allí, a pesar de tan gravosas circunstancias, con el fin de no perder posiciones frente a competidores hermanos europeos como los italianos que se salvaron del castigo selectivo del anterior presidente.
Evidencia, asimismo, lo dañinos que fueron los impuestos adicionales durante casi 18 meses, aplicados por venganza y como cobro de las subvenciones que la Unión Europea había concedido años atrás a Airbus, denunciadas después ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), lo que abrió un contencioso que acabó atrapando también a la administración norteamericana por las mismas prácticas que hacía a favor de Boeing.
Pero el cambio de rumbo, tras las elecciones de noviembre de 2020, aceleró el final de la pesadilla firmándose una paz comercial provisional por cinco años, hasta que se recompongan las relaciones trasatlánticas. Y ahí es donde estamos y donde todo el sector deposita sus esperanzas visto además que los lazos con EE.UU. se reforzarán por la crisis con Rusia que ya veremos si no tiene algún rafagazo por las carantoñas de China, otro de nuestros principales destinos. Porque con Putin ya sabemos que el veto no irá a mejor.
En todo caso, el balance de exportación arroja más pistas para planificar el futuro ya que también habla de una progresión muy importante en otros mercados como el canadiense donde España logró copar un 35% de todas las importaciones que hizo este país el año pasado. Cierto es que no compra más de 51.000 toneladas, pero no hay que olvidar que es el cuarto del ranking, solo superado por Estados Unidos, Brasil y Japón. También se vendió mucho en México, un 13,6% más de enero a septiembre (14.335 toneladas, casi todo aceite español).
Ahora, con una cosecha más corta, (aunque ya veremos porque en enero rozábamos ya 1,4 millones de toneladas elaboradas), la exportación se mantiene alta a la vista del ritmo mensual. El pasado mes salieron de los depósitos otras 108.000 toneladas si sumamos las ventas nacionales, en cuyos lineales, por cierto, han subido los precios.
Y ahí estará la clave, en la competitividad y en el aumento del embotellado si, por ejemplo, estamos tan cerca de reconquistar América y desplazar a nuestro principal competidor transalpino que, con su mejor marketing, sigue sacando buena pulpa y jugo de nuestros excelentes graneles.