Victoria Eugenia de Battenberg, una mujer de su tiempo

María López Pérez
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El Museo del Ejército conserva numerosos retratos de la reina. Entre ellos destacan los que muestran su perfil más íntimo, imágenes de estudio en las que posa sola o junto a sus hijos. Un repertorio que refleja su carácter de reina, madre y mujer

La joven princesa Victoria Eugenia de Battenberg (1887-1969) junto a los infantes Alfonso y Jaime. - Foto: Museo del Ejército

En 1905, José Martínez Ruíz, un joven y desconocido Azorín, viajará como corresponsal del diario ABC para cubrir los viajes europeos de Alfonso XIII en busca de esposa. El interés que esta búsqueda despertó en la sociedad española fue tal que el propio diario publicará, en su edición del 14 de agosto de 1905, las bases de un concurso encabezado por la pregunta: ¿Quién será la futura reina de España? Bajo ocho medallones, con ocho retratos grabados de las candidatas, se invitaba a las lectoras del diario a elegir a la mejor postora. Los premios sorteados reflejan con claridad el público al que iba destinada la pregunta: «un artístico abanico y una elegante sombrilla», dos de los complementos por excelencia de las damas de principios de siglo. La elegida será la joven princesa Victoria Eugenia de Battenberg (1887-1969).

En el siglo XIX y principios del XX, la función esencial de una reina era contribuir a la estabilidad política y asegurar una larga vida a la Corona. Eran esposas y madres de reyes que veían transformadas sus vidas por condicionantes externos. El carácter de Victoria Eugenia de Battenberg, una joven princesa inglesa que proyectaba una clara imagen de modernidad, aterriza en la severa corte española de la reina María Cristina; serán comunes los rumores de su mala relación, siendo el perfil humano de cada una de ellas claramente dispar. Victoria Eugenia destacó por su exquisita formación, pero quizás uno de los elementos que más interés despertó entre la sociedad del momento, fue su carácter. Desde el noviazgo y hasta la Boda Real, la relación entre el rey y la princesa se identificó con el «amor», un concepto poco común en los matrimonios de las dinastías regias. El enlace de Alfonso XIII con la joven princesa permitió al joven rey mostrarse como un «hombre de su tiempo», tuvieron una boda de «novios felices», una felicidad que despertó el interés de la sociedad, poco duradera pero presente en los primeros momentos del matrimonio. 

Hoy queremos detener la mirada en la figura de Victoria Eugenia, una reina que no alteró el modelo de reina consorte establecido hasta el momento, pero si lo dotó de un aire de modernidad. Esta modernidad se aprecia en sus gustos, su exquisita elegancia y su manera de entender y tratar su propio estatus. Hemos seleccionado una imagen que agrupa esta personalidad, realizada por el fotógrafo danés Christian Franzen (1863-1923) en torno a 1911. Franzen fue pionero del foto-reportaje en el Madrid de mil novecientos, retratista de la familia real  y de la aristocracia y la clase política y cultural española de su tiempo. Sus escenas, de composición impecable, construyen identidades, captando instantes íntimos pero solemnes, gracias al estudiado escenario, donde la luz se hace imprescindible. Esa luz es la que resalta la cercanía de este retrato de grupo que muestra a la reina-madre con sus hijos. Destaca además la figura de la reina como mujer de su tiempo, vestida a la moda, sin perder su constante elegancia y sin mostrar símbolos directos de su estatus. Aunque podría tratarse de una dama de la aristocracia con sus hijos, es innegable que la quietud del conjunto dibuja una atmósfera solemne propia de un mayor estatus. El objetivo de Franzen detuvo en esta imagen un instante cargado de intensidad, la «mirada» del artista captó la mirada de una Madre, Reina y Mujer de su tiempo. Mientras los infantes Alfonso y Jaime dirigen su atención a un punto imaginado fuera de la escena, ella permanece en la instantánea, en el mismo plano de luz que sus hijos, cerrando la escena con su abrazo y su quieta mirada, claros símbolos de acogimiento y salvaguarda. Esa es la lectura que hoy pretendemos mostrar, la lectura de una mujer moderna, conocedora de su estatus y su función pero también de su carácter y su valor individual. El género del retrato nos permite recuperar la imagen de muchas de las mujeres de nuestra Historia, hoy nos hemos centrado en una de ellas,  una mujer con alto poder representativo, captada mediante una imagen-fragmento de extraordinaria belleza que nos invita a reflexionar sobre aquellas mujeres que estuvieron, están y estarán. Mujeres cuyo papel debe ser reivindicado para reconstruir los múltiples perfiles femeninos inacabados que aún quedan pendientes.