Lucha de una madre por tener a sus hijos en el mismo colegio

J. Monroy
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Educación argumenta que pequeño había obtenido plaza en el centro del mayor en convocatoria ordinaria, pero la familia renunció. En la extraordinaria, los niños entran por orden de solicitud

Lucha de una madre por tener a sus hijos en el mismo colegio

El Ampa del colegio Ángel del Alcázar y la propia dirección del centro se han volcado en la petición desesperada de la madre de un alumno. La mujer está reclamando a Educación la posibilidad de que su hijo pequeño, pueda comenzar a cursar primero de Infantil en el mismo colegio en el que está su hermano mayor, en quinto de Primaria. De momento, todo han sido negativas, y la situación desesperada.

Hoy la madre está de vacaciones, cuidando del pequeño en casa, y está pidiendo una solución antes de tener que volver al trabajo y encontrarse que no tiene dónde dejar al niño. Porque, según ha contado a este diario, «en su momento, concretamente en periodo extraordinario (pero siempre dentro de plazo), realicé la matrícula del niño menor en el mismo centro educativo al que asiste su hermano desde los tres años». El problema es que, al publicarse el listado de admitidos, «observamos que le han asignado otro centro diferente al del hermano».

El pequeño tiene plaza, pero en otro colegio de Santa Bárbara, en el Ciudad de Aquisgrán. De no llegar una solución, la madre tendría que llevar cada mañana a un niño al Ángel del Alcázar y al otro al Ciudad de Aquisgrán. Aunque ambos están en el mismo barrio, hay que tener en cuenta que los dos niños entran y salen a la misma hora, a las nueve de la mañana, un momento con mucho tráfico, por lo que se le antoja imposible dejar a los dos en su clase.

Lucha de una madre por tener a sus hijos en el mismo colegioLucha de una madre por tener a sus hijos en el mismo colegio - Foto: Yolanda LanchaLa madre, que ya ha interpuesto sin éxito varias reclamaciones a la Delegación de Educación, entiende que «lo más lógico, es que a la hora de admitir alumnado se tengan en cuenta una serie de parámetros entre los que se encuentra tener hermanos en el centro educativo escogido y que, al parecer, en este caso, no ha sido así».

Ella no encuentra en ninguna parte parque que la selección de alumnos en el periodo extraordinario sea por orden de entrega de la solicitud. Tampoco ve que no se tengan en cuenta los baremos del ordinario, que priorizan a los niños con hermanos. La respuesta de Educación, apunta, es que en el periodo extraordinario se presentaron seis solicitudes para cinco plazas de primero de Infantil en este centro educativo «y que si entra mi hijo deberían de hacer dos líneas de tres años en ese centro y no están dispuestos, me dicen que no van a pagar el sueldo de otro profesor en el Ángel del Alcázar desdoblando a los niños, cuando en el Ciudad de Aquisgrán sobran ocho plazas».

La progenitora además argumenta que «de esas cinco plazas que quedaban libres en periodo extraordinario, una de ellas ha sido ocupada por un alumno que tiene hermanos en el centro, pero el resto (cuatro plazas) son niños que no tienen ningún vínculo, ni hermanos en el centro, por lo que perfectamente habrían podido cambiar algún niño en esas circunstancias siempre que se hubiera tenido en cuenta el baremo de hermano en centro para la asignación, creo que estoy pidiendo una cosa lógica».

Respuesta de educación.  El problema es que la Orden de Admisión de Alumnos publicada en enero en el Boletín Oficial, antes de que se abra el periodo de solicitudes, negociada en Mesa Sectorial y aprobada en el Consejo Escolar de la región, establece que en el periodo extraordinario la adjudicación de plazas será estrictamente por el orden de solicitud. Así lo explica el delegado de Educación, José Gutiérrez, para quien el proceso «es totalmente público, transparente y garantista». Justifica así que el menor de tres años no tenga plaza en el Ángel del Alcázar, como le ha explicado a la madre.

Recuerda Gutiérrez que la familia ya matriculó al niño menor de tres años en el periodo ordinario, es decir, en el mes de febrero. Entonces, con los puntos que le daba tener un hermano en el centro, entró en el Ángel del Alcázar sin problema. Pero después la familia renunció a esta adjudicación, por lo que se quedó sin la plaza. De igual forma, la familia solicitó el 6 de julio plaza para el hijo mayor en el colegio de La Candelaria, de Azucaica, barrio en el que ahora reside. También se le adjudicó y también hubo renuncia, por lo que se quedó en el Ángel del Alcázar.

Fue el 31 de agosto, última fecha de la convocatoria extraordinaria, cuando se solicitó de nuevo plaza para el niño pequeño en este centro, al que ya había renunciado. El problema, apunta Gutiérrez, es que ya había más solicitudes, y aquí el criterio objetivo es el orden de presentación de la solicitud.

Gutiérrez recuerda que en la provincia se ha matriculado en convocatoria extraordinaria a más 5.500 alumnos, incluido este niño, «en un proceso público y transparente, en el que todo el mundo sabe cuántos puntos tiene, un proceso garantista». De esta forma, «para el niño pequeño no hay plaza en el centro que quiere, sí la había en el ordinario, pero al renunciar se quedó sin ella». Por esa razón, ha quedado adscrito al Ciudad de Aquisgrán, donde sí había plazas. Hoy incluso siguen quedando cuatro.

La madre insiste en que no puede llevar a cada menor a un centro educativo diferente, los cuales tienen mismo horario de entrada y salida, «¡con lo que la conciliación familiar no existe!». Ante esta insistencia, apunta Gutiérrez, Educación le ha ofrecido varias alternativas. La primera sería que los dos niños estudiaran en el Ciudad de Aquisgrán, o en La Candelaria, donde hay plazas. Para la madre, esto es «algo totalmente ilógico cuando el niño lleva en el centro desde los tres años y solo quedan dos cursos antes del instituto».

Cabe otra posibilidad. En el proceso garantista, recuerda el delegado, se adjudicaron las cuatro plazas que quedaban en el Ángel del Alcázar después del proceso ordinario. Este niño ocupa la quinta posición por orden de presentación. Se ha quedado, por lo tanto, como primer reserva. Si a la postre se quedara algún cambio en el grupo, se avisaría a la familia. Esta apunta que en este caso, tendría que volver a comprar libros y material solicitado en ese centro. Gutiérrez recuerda que en caso de que ninguna solución convenza a la madre, la escolarización no es obligatoria hasta los seis años. Pero «soy madre trabajadora y no tengo qué hacer con mi hijo», afirma. Adiós de nuevo a la conciliación.

Lo que no cabe es la posibilidad, apunta Gutiérrez es de que se abra una segunda línea en primero de Infantil del Ángel del Alcázar, dado que la misma Orden de Admisión recoge que «mientras existan plazas en la misma zona educativa, no podemos desdoblar grupos, porque el dinero público tenemos que gestionarlo con eficacia y eficiencia».