Nueva etapa para el sector vitivinícola de la región

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La Interprofesional del Vino de Castilla-La Mancha nace con la finalidad de controlar la producción y organizar el mercado para garantizar el futuro de todos los eslabones de la cadena, del agricultor al consumidor

Nueva etapa para el sector vitivinícola de la región - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Castilla-La Mancha es la mayor región vitivinícola del mundo. Se trata de un sector de enorme peso para la comunidad -es la rama agroalimentaria más importante-, tanto desde el punto de vista social como económico. Y desde hace unas semanas los agricultores y bodegueros cuentan con una herramienta más para su regulación. Se trata de la Interprofesional del Vino de la Castilla-La Mancha, un organismo creado por el Comité Regional Vitivinícola en su primera reunión, celebrada el pasado 8 de febrero. Pero lo primero es saber qué es una asociación interprofesional y para qué sirve.

Juan Fuente Rus es técnico sectorial de Cooperativas Agroalimentarias de España y de Castilla-La Mancha y explica que la interprofesional, de cualquier sector primario y productivo, la componen los propios interesados. Sin intervención de la Administración. Sus funciones están ligadas a la evolución de la producción, la transformación y el mercado de los productos a los que se refiere. En este caso para todos los productos derivados de la uva y su cultivo. Esto quiere decir que estarían implicados todos los actores de este sector: vino, mosto, alcohol, vinagre y todos aquellos productos derivados. La finalidad es la de tomar decisiones relacionadas con el control de la producción y su organización en el mercado para conseguir que todo funcione de una forma adecuada para todos los actores: viticultores, empresarios, comerciantes y también consumidores.

Elena Escobar Sánchez, directora general de Alimentación de Castilla-La Mancha, añade que después de la aprobación de la Ley de la Viña y del Vino de Castilla-La Mancha en el mes de julio del año pasado, la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural se comprometía a promover la constitución de una organización interprofesional en el sector vitivinícola como herramienta para conseguir una mayor vertebración del sector. Y ahí es donde entró en acción el Comité Regional Vitivinícola, salido de esa misma ley, que por unanimidad acordó empezar a andar el camino para tener una organización interprofesional a nivel regional el pasado febrero.

Nueva etapa para el sector vitivinícola de la regiónNueva etapa para el sector vitivinícola de la región - Foto: PABLO LORENTELo cierto es que ya existe una Interprofesional del Vino de España, por lo que se plantean posibles conflictos de duplicidad. Pero Fuente aclara que el que haya una nacional y otra regional no genera problemas, ya que cada una tiene fines diferentes. Mientras la nacional busca mejorar la imagen del vino de cara al aumento del consumo, la regional tendrá como principal fin la regulación de los mercados y la producción.

Escobar insiste en que no hay duplicidad porque los ámbitos son distintos y las funciones también. La regional promoverá acuerdos que defiendan los intereses vitivinícolas de Castilla-La Mancha, ya que la promoción del vino de la región la está haciendo la Fundación Castilla-La Mancha Tierra de Viñedos, que realiza muchas actividades para dar a conocer al público los vinos y las diferencias entre las distintas denominaciones de origen, como el programa de catas que se realiza por toda Castilla-La Mancha o el programa que traerá importadores a FENAVIN para que conozcan las bodegas y vinos de la región.

Y aclara que la interprofesional regional no solo será del vino, sino de todos los productos vitivinícolas, por tanto, también del mosto, vinagre o alcohol. Y esto es muy importante para abordar la problemática del sector y para adoptar acuerdos que involucren a todos los implicados. Esta problemática solo se puede abordar desde una óptica regional, apostilla.

Además, Escobar destaca que Castilla-La Mancha tiene aproximadamente la mitad del viñedo y de la producción nacional de vino, y que solo eso ya implica que las características del sector en esta región son muy distintas a las que puede tener cualquier otra comunidad autónoma. Por su parte, el responsable de Cooperativas abunda en esta idea: «Castilla la Mancha es un 'país' productor en sí mismo. Abarca mucha cantidad de hectáreas en producción -450.000-, más de 80.000 viticultores directos, más de 500 cooperativas y bodegas. Además hay una industria auxiliar que no la hay en ningún otro lugar de nuestro país. El control en cuanto a las diferentes producciones hacen totalmente necesaria la existencia de una interprofesional».

Para los consumidores, este organismo supone una garantía de estabilidad en los precios y asegura un suministro regular. Fuente admite que el ciudadano medio quizás no tenga que entender qué es y cómo funciona porque solo afecta a los productores, transformadores e intermediarios, pero no deja de ser una herramienta que también le beneficia.

De hecho, piensa que puede servir para dotar de cierto equilibrio a la cadena alimentaria. Aunque admite que es una tarea «difícil», confía en que en el sector de la uva y del vino sí se pueden conseguir mejoras en cuanto al encaje entre los distintos subsectores que intervienen. Hay que llegar a producir lo que el mercado necesita. Hay que poder definir antes de comenzar la vendimia a qué se va a destinar la uva. Solo con estos «pequeños» ajustes sería suficiente para que las producciones mejoraran en valor. Otro aspecto importantísimo es poder luchar contra el fraude. El control de la producción y tener una mesa sectorial puede ayudar a controlar producciones externas y fraudulentas, comenta.

Escobar, en la misma línea, incide en que el principal objetivo de la interprofesional es mejorar la rentabilidad del sector, con la participación de todos los integrantes de la cadena, para mejorar el valor que se genera a lo largo de la misma, valor del que tienen que participar todos los operadores: los agricultores, las industrias y la distribución. Este organismo, añade, es una herramienta que la normativa pone a disposición del sector para que se organice y adopte decisiones con la participación de todos los eslabones.

Fuente deja claro que las decisiones de la Interprofesional del Vino de Castilla-La Mancha solamente las tienen que acatar, obligatoriamente, los pertenecientes a esa Interprofesional. Y hace hincapié en que son esos acuerdos y decisiones en forma de extensión de norma los que deben llevar al mercado los resultados satisfactorios para todos.

Para Elena Escobar, la fortaleza de esta interprofesional regional radica en el peso que tiene el sector vitivinícola de Castilla-La Mancha a nivel nacional, europeo y mundial, con el 54% de la producción española, el 12% de la producción de la UE y el 7% de la global. La directora general de Alimentación cree que, con esa enorme importancia, las decisiones y acuerdos que se tomen en el seno de la interprofesional tienen que servir para defender mejor sus productos y garantizar así el futuro del sector.

Fuente está convencido de que Castilla La Mancha tiene su hueco en el mercado. «Diferente y diverso», dice. Igualmente necesario y con una gran responsabilidad social. «Es un sector fuerte e importante para nosotros». Quizás la imagen que hemos proyectado al exterior esté distorsionada pero eso no le resta una pizca de importancia.

Esa diversidad, según Escobar, se expresa en que a nivel de explotaciones y de producción de uva existe toda una gama de modelos productivos diferentes: viñedos más tradicionales en vaso, otros más modernos en espaldera; unos en secano, otros en regadío; viñedos ecológicos; hay pequeñas explotaciones que emplean mucha mano de obra y grandes extensiones gestionadas de forma mecanizada. En la industria, tanto en bodegas particulares como en cooperativas, se elaboran muchos productos distintos: vino, mosto, vinagre, alcohol… Y la región cuenta con nueve denominaciones de origen, la Indicación Geográfica Protegida Vinos de la Tierra de Castilla, vinos varietales, vinos sin indicación… Se producen embotellados y graneles que se exportan a todo el mundo. Eso muestra, en definitiva, que el modelo productivo castellanomanchego es único en cuanto a que es la única región que tiene a su vez muchas realidades productivas y es importante tener mecanismos en el propio sector que sirvan para adoptar acuerdos que mejoren la competitividad del mismo, asegura.

Como asignatura pendiente, Fuente destaca la organización interna del sector, saber «qué uva se produce en función a qué producto final se va a elaborar». Para Escobar queda por delante «aumentar el valor añadido de los productos, que se reconozca su calidad de y el potencial de Castilla-La Mancha como región elaboradora de cualquier producto vitivinícola que el consumidor demande».