La juventud da un paso al frente

M.H. (SPC)
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A pesar de la escasez de relevo generacional, una investigación de COAG y la ETSIAM revela que las nuevas incorporaciones al campo cuentan con una formación superior a la media y están muy satisfechas con el trabajo que hacen

La juventud da un paso al frente

Hay muy pocos jóvenes que se ganen la vida con la agricultura o la ganadería. En España existen en torno a 27.000 titulares de explotaciones agrarias menores de 35 años. Esta cifra puede parecer alta, pero la realidad es que representan tan solo el 3% del total de agricultores y ganaderos de nuestro país, un porcentaje que da idea del peligro que corre la actividad agraria a causa de la falta de relevo generacional. En el otro extremo, los mayores de 64 años son más de 355.000 titulares, un 40% del total. En la presente década, 6 de cada 10 agricultores entrarán en edad de jubilación. Se necesitará un mínimo de 200.000 nuevas incorporaciones para que el campo pueda seguir funcionando como hace ahora, con una mayoría de explotaciones de pequeño y mediano tamaño, que son las que fijan población en el medio rural y mantienen vivos nuestros pueblos.

«Necesitamos atraer talento al sector agrario para impulsar el vital proceso de transformación digital que hoy ya nos posibilita producir más con menos. En un contexto muy complicado, en el que la soberanía alimentaria ha dejado de darse por supuesta en Europa, el campo español reúne todos los ingredientes para liderar la producción de alimentos en la UE y ser el motor económico y social de nuestro medio rural. Menos burocracia, más apoyo real a los jóvenes que quieren dedicarse a la actividad agraria y al modelo social y profesional de agricultura y una cadena alimentaria que reparta de forma justa y equitativa el valor de los alimentos del campo a la mesa son la mejor garantía para consolidar un sector agrario rentable y, por ende, un relevo generacional sostenible», subrayó Andrés Góngora, miembro de la Comisión Ejecutiva de COAG, durante la presentación de la investigación 'Agro-millennials. Perfil de los nuevos agricultores/as y ganaderos/as del siglo XXI', celebrada este martes a cargo de Juventudes Agrarias de COAG y la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (ETSIAM) de la Universidad de Córdoba.

En el mismo acto, Rosa Gallardo, directora de la ETSIAM, señaló que el futuro del sector agrario requiere de altas dosis de innovación y una apuesta decidida por la transformación digital. «Para ello, la presencia de jóvenes en el sector es clave para imprimir a estos procesos de transformación el ritmo necesario. Los jóvenes con los que contamos nos permiten ser optimistas, tienen altos niveles de formación y confianza en el sector, pero necesitamos atraer más talento joven para asegurar la sostenibilidad futura de un sector tan estratégico como el agroalimentario», afirmó.

La juventud da un paso al frenteLa juventud da un paso al frentePero no todo está perdido. Los jóvenes que se incorporan al sector agrario tienen una formación académica más elevada que la media de su generación. Casi 4 de cada 10 tienen titulación universitaria y el 65%, como mínimo, bachiller o FP superior, dato que se rebaja al 48,7% cuando hablamos de los jóvenes españoles en general, según el último informe de la OCDE. Esta es una de las principales conclusiones del estudio elaborado por COAG y la ETSIAM. Y es una buena noticia, porque el campo tiene que dar un paso adelante con las nuevas tecnologías y contar con profesionales cualificados es un importante punto a favor para conseguirlo.

Los nuevos agricultores.

Se llama Alejandro o María, es hijo de agricultores o ganaderos (75%), vive en el medio rural (83%), se dedica a tiempo completo a la actividad agraria (69%) y es el titular de su explotación (87%). Aprendió todo lo necesario de la tradición familiar (76%), complementado por la formación académica agraria (34%) y su propia experiencia (28%). Tiene estudios universitarios (o como mínimo bachillerato o FP superior, 65%) y considera necesaria una mayor oferta formativa en cuestiones relacionadas con gestión empresarial y emprendimiento (69%), transformación digital (48%) y estrategias de comercialización (44%). Para aumentar sus capacidades y competencias en este sentido prefiere una modalidad híbrida que combine la presencialidad con la posibilidad de completarla por medios telemáticos (48%).

Más allá de lo esclavo que es el trabajo del agricultor y, sobre todo, del ganadero, oficios que no suelen dejar demasiado tiempo libre, el joven profesional del campo piensa que su entorno no le concede facilidades para el ocio (61%) y echa en falta más servicios, como centros educativos y sanitarios (67%). Lamenta que no se hayan mejorado las comunicaciones en materia de transporte (64%) y reconoce que existe aún una gran brecha tecnológica con los servicios de conectividad y wifi del medio urbano (51%). A pesar de ello, suele estar presente en redes sociales, de forma mayoritaria en Instagram (62%) y Facebook (59%), y no tanto en Twitter (25%) o Linkedin (16%). Su app favorita y la que más utiliza: Whastapp (90%).

La juventud da un paso al frenteLa juventud da un paso al frenteSe suele informar por redes sociales (76%) y prensa digital (55%) y mucho menos por medios de comunicación tradicionales como radio (38%), televisión (36%) y prensa en papel (10%). También utiliza como fuentes informativas las organizaciones profesionales agrarias (42%), las cooperativas (34%) y las revistas técnicas profesionales (31%). A nivel sociológico, se siente más identificado con una visión ideológica del mundo de centro-derecha, (5,8 en una escala en la que '1' es extrema izquierda y '10' extrema derecha).

Considera la agricultura como un trabajo estable a largo plazo (87%) y manifiesta un nivel de satisfacción muy alto por haber decidido convertirse en agricultor o ganadero (8,48 sobre 10). Vería con buenos ojos que sus descendientes se dedicaran también a la agricultura (69%). De hecho, la tradición familiar es lo que más le motivó para dedicarse al trabajo en el campo (66%). Tan sólo un 3% reconoce que lo hace porque no tenía otra alternativa.

Su experiencia.

El 73% considera útiles las ayudas económicas para la incorporación (7 de cada 10 la solicitan), pero el 66% las ve insuficientes. Entre los principales obstáculos para arrancar en la actividad agraria señalan de forma destacada la excesiva burocracia (69%), el complicado y caro acceso a la tierra (42%) y el largo periodo entre que se solicita la ayuda para incorporación y su concesión (41%). El 24% reconoce también como freno la falta de reconocimiento social de esta actividad, siendo más evidente este sentir entre quienes vienen de familias dedicadas al campo, quizá por haberlo experimentado desde siempre. Con la pandemia se produjo una evidente mejora en la consideración del sector primario por parte de la sociedad, pero un 70% de los agro-millennials está convencido de que esta sensación no va a ser duradera.

Sobre los principales elementos que pueden condicionar su permanencia en la actividad agraria apuntan al precio recibido por sus productos y el aumento del coste de las materias primas (68%), los recortes en el presupuesto PAC y la falta de apoyo institucional al campo (45%), la competencia desleal de terceros países por los acuerdos de libre comercio de la UE (30%), el cambio climático (25%) y la incapacidad para innovar e incorporar nuevas tecnologías a su explotación (22%).

En el capítulo de innovación, el 76% admite conocer las ayudas para introducir mejoras en la explotación y el 55% las ha solicitado. Del 1 al 10, le dan un 7,57 a la importancia de la tecnología para mejorar la gestión de su explotación, pero citan como principales barreras para su adopción la inversión económica (79%), la adecuación a sus necesidades (36%) y la falta de formación (29%). En ese sentido, un 88% considera muy necesarios foros y jornadas divulgativas para dar a conocer las posibilidades que ofrece el abanico de innovaciones en torno al sector.

Cabe destacar que, de quienes se ganan la vida con la agricultura, solo un 16,5% lo hacen en modelo ecológico. Este dato es mayor que la media nacional, que ronda el 11%, pero aún queda muy lejos del 25% que la Unión Europea quiere alcanzar para 2030. Dado que, sobre todo en cierto modelos agrícolas, la transición a ecológico es complicada (falta de motivación, dificultades por el tipo de explotación…), parece conveniente incentivar a las nuevas incorporaciones para adoptar este tipo de agricultura si se quiere llegar a tiempo al porcentaje que propugna la UE. Por lo que se refiere a la distribución del producto que se obtiene en sus explotaciones, un 15,3% cuenta con un canal directo para hacerlo llegar directamente al cliente final sin ningún intermediario, mientras que un 40% lo hace a través de una canal que se puede considerar corto (tres niveles o menos) y un 44,7% emplea al menos cuatro niveles para que el consumidor pueda disfrutar de lo que cría o cultiva.

En cuanto a las diferencias por género, cabe destacar que las agro-millennials valoran en mayor medida que ellos las implicaciones sociales de la actividad agraria (lucha contra la pobreza y el despoblamiento rural) y ambientales (lucha contra el cambio climático, protección del medio ambiente y la importancia del paisaje y la biodiversidad).