La confirmación del primer caso de gripe aviar en España, en una granja de cría de pavos de un pueblo segoviano, ha llevado a todo el sector avícola español a ponerse en guardia, a refugio, por lo que pueda venir. El riesgo no obstante de contagio del H5N1 siempre se dispara por estas fechas con el paso de las aves migratorias como demuestran los positivos de aves silvestres surgidos en espacios lagunares de Lérida, Pamplona o Ávila, por lo que es habitual que se reactiven las medidas de bioseguridad en las granjas avícolas, y en especial, en aquellos sistemas de cría al aire libre que han proliferado estos años por el tirón de lo campero y ecológico.
El sector sabe lo que está en juego y de ahí que no escatime en adoptar ninguna medida con carácter preventivo como ha ocurrido estos últimos días, aunque ello represente un incremento de costes al confinar por ejemplo a toda la cabaña. Vienen de padecer una fuerte crisis en 2006 que derivó después en una actualización de la normativa tras sufrir las consecuencias de una psicosis colectiva con impacto grave en el consumo a pesar de que la 'influenza aviar' no se transmite a través de la ingesta de los productos.
El Ministerio de Agricultura se mueve entre la prudencia y la recomendación. No descarta que puedan saltar otros brotes viendo el mapa de contagios en otros países del norte de Europa, o incluso en Italia, aunque insiste en que la situación está controlada y que no hay razones para la alarma.
También recuerda que son las comunidades autónomas las encargadas de coordinar o de aplicar las medidas de control o sacrificio y destrucción, como en el caso de Castilla y León, para sofocar cualquier contaminación que pudiera surgir en las próximas semanas y evitar otros problemas en la comercialización hacia otros países, incluso.
De momento aquí, algunas oficinas comarcales agrarias han comunicado ya a las granjas de su zona que se han unificado las recomendaciones tanto para las zonas de especial vigilancia como las de mayor riesgo,  lo que indica que toda precaución es buena. No en vano, la avicultura de puesta es una de las industrias de mayor peso y que más aporta a la producción final ganadera de la economía regional.
España tiene más de 1.362 granjas siendo nuestra región la principal productora de huevos con una vocación además de exportación que nos convierte en líderes con 13,7 millones de gallinas ponedoras. En producción de carne, también hay un peso específico en el ranking nacional (1 millón de toneladas de producción al año) que lidera, sin embargo, Cataluña, la Comunidad Valenciana, Andalucía y Galicia.
 Afortunadamente ha cambiado mucho la gestión de situaciones como esta. Lo hemos visto con otras crisis ganaderas como la peste porcina africana (PPA). Y no solo desde el punto de vista de la acción preventiva, sino también comunicativa que, bien hecha, con información y transparencia, neutraliza determinadas reacciones al ofrecer tranquilidad.