A tope desde el inicio

Diego Izco (SPC)
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La profundidad de banquillo, el músculo y el balón revientan a los rivales:Madrid y Barça van en serio

Karim Benzema festeja el 0-1 en Vigo y Robert Lewandowski celebra el 0-1 en San Sebastián. - Foto: Agencias

Mucho ha llovido desde aquella respuesta de Luis Aragonés hace más de 30 años, en su tercera etapa (de las cuatro que vivió) en el Atlético de Madrid:  

- ¿Quiénes son los favoritos al título?

- No le responderé ahora. Pregúntemelo usted en el mes de mayo.

La respuesta del 'Sabio' tenía que ver con el equilibrio en los campeonatos. Porque aquellas carreras hacia el trofeo tenían dos nombres, efectivamente, pero un buen pico de aspirantes detrás. De hecho, aquella misma Liga 91/92 que Luis quería 'predecir' en mayo... se decidió en junio:la conquistó el Barça con apenas un punto sobre el Madrid, dos sobre el propio cuadro rojiblanco, seis sobre el Valencia, nueve sobre la Real Sociedad… Los favoritos eran dos, pero las distancias ni parecían ni eran tan estratosféricas. 

Recientemente, durante una década, la del pulso Messi-Cristiano, solo la rebeldía colchonera en 2014 desequilibró el mano a mano más previsible de las grandes ligas. Fueron aquellos cursos de la «Liga a la escocesa» (o del Rangers o del Celtic:solo dos aspirantes sin esperanza alguna para el resto). Así que la esperanza de que bajasen el nivel con la salida de ambos genios apenas ha durado un suspiro: actualmente, con la 22/23 recién arrancada, son los dos mayores presupuestos, las mejores plantillas, los grandes favoritos… y la carrera hacia el título solo contempla dos nombres. 

Real Madrid y Barcelona han iniciado el curso dispuestos a que esto se note. El doble 1-4 a domicilio del pasado fin de semana certifica que la batalla ha empezado y que van a 'degüello' desde el principio: despojados de las dudas habituales de los grandes trasatlánticos a comienzos de año, cuando la preparación (destinada a encontrar un pico de forma en marzo-abril) les iguala a los modestos. 

Por desgaste

Además de la coincidencia en el marcador, ambos partidos tuvieron un patrón común: el desgaste del adversario. Durante dos tercios del choque hubo competencia… en el último apareció la superioridad. El conjunto merengue agotó al Celta a través del músculo, el Barça sometió a la Real Sociedad a través del balón… pero ambos solventaron con goleadas en el tramo final encuentros más igualados de lo que dicta un 1-4. En Vigo, de hecho, las estadísticas describieron un 'empate técnico': 15 veces tiró el bloque gallego, 16 el de Chamartín; y la posesión fue incluso ligeramente superior para los locales (51 a 49), que dieron más pases (543 a 538) con mayor precisión (88 por ciento a 86 por ciento).

Sin embargo, a partir del minuto 60, todo cambió: Ancelotti no movió el banquillo hasta el 68, y agitó el árbol con Hazard, Rüdiger, Lucas, Asensio y Ceballos. Para entonces, Tchouaméni, Camavinga, Modric y el apoyo constante de Valverde ya habían hecho el trabajo: el rival estaba derrotado. En cuanto el Celta bajó los brazos y el duelo fue un ida y vuelta, el Real Madrid encontró los espacios necesarios para sentenciar a la contra. 

Tres frases de Eduardo Coudet, técnico vigués, lo resumen todo:«Cuando te hacen cuatro goles es difícil decir que hiciste un buen partido», «hicimos lo que preparamos, pero ante este rival no alcanza» y «hay una diferencia grande: tienen otra jerarquía». 

Fondo de armario

Algo muy similar ocurrió al día siguiente en San Sebastián, donde el Barça convirtió una 'faena de aliño' y cierto sufrimiento en una goleada a domicilio en uno de los campos más exigentes de Primera. Las cifras finales sí describían cierta superioridad:41 a 59 en la posesión ante un equipo que sufre sin balón, 15 tiros visitantes frente a 10 locales, casi 200 pases más… Pero no fue hasta ese último tercio del choque cuando esa superioridad se plasmó en goles. 

«Pudimos adelantarnos después de empatar, pero se nos acabó la gasolina y equipos como el Barça te pasan por encima si no les aguantas el ritmo», decía Imanol, describiendo los mismos síntomas percibidos por Coudet un día antes. 

En menos de un cuarto de hora, coincidiendo con la salida de Ansu Fati al campo, el Barça liquidó el encuentro: tres tantos en el 66, el 68 y el 79. Xavi refrescó al equipo con Raphinha, Alba, Kessié y Sergi Roberto (todavía con otros como Aubameyang, Piqué o Pjanic en el banco): ya dispone de una «profundidad de banquillo» de la que podía presumir el Real Madrid.