La primera salida del CD Toledo en Segunda RFEF no le reportó punto ninguno. Los de Diego Merino regresaron de vacío del norte de África a pesar de merecer al menos el empate en el Álvarez Claro frente a la UD Melilla. Faltó ambición de inicio. Es habitual. Y luego, por detrás en el marcador, mayor agresividad de cara a portería. A quien le desespere, es normal. A quien le parezca que está en el camino, también.

El encuentro se niveló para el lado local desde prácticamente los primeros minutos. Estaba en casa, ante su gente, y el equipo de Manolo Herrero asumió la responsabilidad de dominar la pelota y acercarse a la portería contraria. Eso la defensa, y también Olmedo, que tuvo que mantener la concentración al máximo para atajar los primeros lanzamientos.

En el minuto 19, llegó el primer aviso serio. Estaba botando faltas al área que casi siempre terminaban en remate. Una de ellas, la colaron entre Jordan y David Ámez. Pero en fuera de juego. Poco después, se repitió la historia. En esta ocasión, Mamau tuvo que despejar a córner porque de nuevo David Ámex estaba preparado para marcar.

Y a la tercera, llegó el primer jarro de agua fría de la temporada. No hubo entendimiento para sacar la pelota por del centro y, tras un rebote, el balón le llegó a Del Campo, solo en el costado derecho, quien encaró y ganó el duelo individual a Olmedo con un sutil tiro con la izquierda.

No tuvo más remedio que soltarse un poco el pelo el conjunto toledano. Ninguna locura, tampoco. Un centro de Gomis no encontró rematar, ya pasada la media hora, cuando se acabó encontrando algo de claridad en los metros finales. De todos modos, el peligro acabó llegando con balones colgados por Migue García, en una buena conexión con Rubén Moreno. El primero lo detuvo Pol Ballestè; y el segundo, de cabeza, acabó en el larguero.

En la segunda parte, el CD Toledo salió mucho mejor. Nada que ver con la especulación de la primera. Claro, tenía que rascar algo. La primera opción apareció de la misma forma, con un centro de Migue García para Rubén Moreno. En este caso, el fin justificaba los medios. El juego progresó, y hasta hubo más dominio, pero las sendas hasta el gol las tiene todavía salvajes este equipo.

Aun así, Dieguito tuvo en su bota derecha la igualada tras una jugada bien trenzada. Entró en el área, se hizo hueco y terminó lanzando desde lejos. Pol Ballestè atajó la pelota sin problemas. Se estaba abriendo el melón, muy poco a poco, pero las pérdidas defensivas provocaron ocasiones claras para el Melilla, que pudo haber enterrado las opciones verdes.

Diego Merino movió el banquillo con la entrada de Jesús Cambil y Esparza, aunque las sensaciones permanecieron. El encuentro le dio alguna oportunidad más al cuadro peninsular, especialmente en el descuento. Y es que, Alberto Bernardo no acertó a remachar una pelota que se quedó a su favor dentro del área.