Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


Urbanismo y patrimonio

23/07/2021

A veces me entran ganas de escribir sobre cosas de Talavera, y dejo que se me pasen. Otras veces no se me pasan, me siento bajo los enebros y escribo. Ya sé que son cosas que no interesan, que para qué. Si al menos fuera Toledo, quizá habría alguna discusión al respecto, cambio de opiniones, o simplemente un análisis, aunque sea somero. Me va quedando claro que de las nuevas actuaciones que se ejecutan y se proyectan en el casco antiguo de Talavera, el patrimonio vuelve a perder. Es decir, vuelve a perder Talavera, como ha sido una constante a lo largo de los últimos decenios, y cuyas consecuencias lamentamos cada vez quedamos un paseo y leemos en la trama urbana pérdidas, vacíos, edificios discordantes… y todo lo que conocemos.
El urbanismo, las soluciones pretendidas, los planes especiales de reforma interior en zonas muy sensibles del casco histórico, deben tener en cuenta sus peculiaridades, su encaje en la trama histórica, los objetivos de protección y mejora del entorno, así como la recuperación y puesta al servicio de la sociedad de los restos arqueológicos presentes en una ciudad con más de dos mil años de historia. Hay que sustituir evidentemente el edificio discordante de Arco de San Pedro, pero no se puede dar carpetazo y echar una losa de hormigón sobre los restos del siglo XV para abajo, en un espacio único y singular de la traza de Caesarobriga, junto a la puerta norte de la trama romana, y la propia calle Empedrada. Caso similar fue el de la calle Adalid Meneses, donde desde Ganemos nos opusimos desde el primer momento a que una losa de hormigón -como es costumbre en Talavera- sepultara los restos más que probables de la mezquita de los mudéjares y un pedazo de la ciudad romana. Al principio costó, pero finalmente el anterior equipo de gobierno hizo suya la idea, se excavó, se encontró parte del foro romano… y ahí siguen los restos, abandonados, como ejemplo de que en esta ciudad el patrimonio sigue siendo un estorbo, y para qué hablar de un plan director de excavaciones e interpretación de la ciudad romana. Eso en Talavera de la Reina suena a ciencia ficción.
No se puede entrar a saco con el entorno de la Colegial, con el frontal del Tajo, y con los restos que hay hasta la cota menos tres metros y más abajo. ¿No es suficiente con lo poco que hay excavado y lo escaso publicado, para darnos cuenta de lo importante que sería documentar, proteger y poner al servicio de la Talavera de hoy del futuro el patrimonio oculto durante siglos? Y tampoco vale decir que se actúa en el entorno de Santiago con tanta alegría, que se tira el Calderón, que abrimos una plaza, y que si eso hacemos un bloque de pisos nuevo de cinco alturas en el entorno de dos de las calles mejor conservadas de la ciudad, San Sebastián y Del Hospital. La primitiva declaración de Conjunto Histórico contemplaba la protección completa de todo este conjunto, los restos del claustro y de la fábrica de fachada del convento de Santa Ana. Y sin hablar de la importancia del propio cine, donde se proyectó a finales del XIX la primera película en Talavera de la Reina. Al final, por determinadas presiones, este espacio despareció del ámbito de la declaración; no así el análisis y catalogación de los edificios. No estamos en los tiempos en los que vale lanzar el señuelo de una plaza e intentar conservar algo del alfar, mientras ocultamos la operación urbanística. Hablamos de un conjunto urbano y patrimonial en una ciudad que aspira de una vez por todas a tomarse en serio.
Ya he escrito mucho. Más en otoño. Talavera empieza a dar algunos pasos serios en conservar su patrimonio, creo que tenemos el mejor concejal para ello y lo está demostrando. Pero el urbanismo otra vez se impone. Lástima que Talavera ya casi sea silencio y trague. Nos arrepentiremos, nuestra eterna historia.