Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Acondicionando la ciudad

17/08/2019

Se pretendía promulgar manuales de buenas prácticas en los destinos turísticos

En el año 2018 se celebró el Año Internacional del Turismo Sostenible, declarado por la Organización Mundial de Turismo (OMT), en el que se buscaba poner de relieve la necesidad de un comportamiento adecuado y respetuoso de los turistas en los destinos allá donde fueran.

Del mismo modo se pretendía promulgar manuales de buenas prácticas en los destinos turísticos, de tal manera que las ciudades fueran, cada vez más sostenibles. Pero en estas premisas ya no se quedaban sólo en lo medioambiental, sino que también hicieron énfasis en la necesidad de valorar lo que tenemos y estamos perdiendo en lo económico, y como no, en lo social.

En lo económico porque si el turismo destruye los encantos naturales de un destino, la economía del lugar se hunde. En lo social porque si el turismo se convierte en una fuente inagotable de problemas, los residentes crearán problemas para un normal desenvolvimiento entre turismo y destino.

Pues eso está pasando en la ciudad de Toledo. Los individuos que se han metido a empresarios turísticos que se creen la panacea, sólo buscan el lucro, y los vecinos les importamos más bien poco. Por ejemplo, pongamos por caso qué busca una pareja de turistas que quiere pasear por las calles del centro histórico de una ciudad cualquiera del interior peninsular, tres opciones: ocio nocturno en pareja como cenar y tomar algo; descanso y visita nocturna del destino; encontrar a un grupo de estrafalarios/as montando escándalo con unas cuantas copas de más.

Las soluciones son varias, empezando por los estrafalarios que disfrutan cantando al dios Baco, y conseguirán que la pareja se aleje echando pestes; la cena en restaurantes que no tienen carta de vinos de cercanía y cuya música siempre invita a no hablar; pasear por las calles de la ciudad con el ruido y calor que desprenden los aparatos de aire acondicionado de los locales que están cerrados. Que esa es otra, qué hacen estos aparatos funcionando cuando los restaurantes están cerrados, o sus sistemas de extracción de humos, para qué si la cocina está apagada, esto es extrapolable a los edificios públicos, de eficiencia, sólo de boquilla.

La sostenibilidad del sistema pasa por el respeto, al individuo, al entorno. Esto lleva no gritar por las noches, y dejar descansar respetuosamente.