Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


El frente ucraniano en el Gobierno español

23/01/2022

Asistí esta semana que concluye a dos de esos desayunos multitudinarios, tan útiles informativamente, que se celebran en Madrid. Uno, con el ministro de la Presidencia y 'hombre fuerte' del Gobierno de Pedro Sánchez, Félix Bolaños, que hizo un repaso muy optimista, estaba claro, y nada autocrítico, estaba clarísimo, de la política nacional. El otro nos congregó con José Manuel Albares, el titular de Exteriores, que salió a la palestra para hacer un repaso de poco más de media hora que yo titularía con algo así como 'España va bien por el mundo', aunque en ese momento el 'frente ucraniano' se abría como un melón en el seno del Ejecutivo.

Creo que Bolaños y Albares, junto con Nadia Calviño, Luis Planas y varios más, sin olvidar, claro, a Margarita Robles --la más odiada por el 'otro alma' del Consejo de Ministros, quizá porque es la más popular en las encuestas--, integran la parte más sólida del equipo remozado en julio por Pedro Sánchez. Constituyen un frente sin fisuras en el diseño de lo que será lo que nos queda de Legislatura y es un conjunto en el que lo peor, seguramente, sea la propia opacidad, la falta de autocrítica y de generosidad transversal del propio presidente. Dicen que va a salir más a la calle, sin el Falcon, para ver si arregla esos 'flecos negativos'. Veremos.

Pero lo realmente chocante está en el otro bando, en el lado oscuro del Consejo de Ministros: sacar la cara por Putin en unos momentos en los que el mundo vuelve a tambalearse con la crisis de Ucrania puede ser perfectamente legítimo, cómo no; pero, desde luego, es altamente inconveniente, casi irresponsable, pronunciarse, en plan 'oveja negra', contra lo que se cuece en Occidente cuando se forma parte de un Gobierno tan comprometido con los intereses de la OTAN que va a albergar en Madrid la más importante y difícil 'cumbre' de la Alianza Atlántica en una década.

¿Por qué no les dice la inteligente Yolanda Díaz a los tres ministros descarriados que se metan, como hace ella, en los asuntos de su Departamento y no anden confundiendo Soria, tierra despoblada de la que se hablará mucho en la campaña castellano-leonesa, con Siria?, ¿o Ucrania con Tabarnia?, ¿o a Blas de Lezo con el almirante Carrero? Pues será quizá porque, me temo, las dos ministras y el ministro 'descarriados/as' no tienen apenas asuntos propios en sus respectivos ministerios, artificialmente creados para que ellos, los coaligados, los okupen; y, como no tienen nada mejor que hacer, buscan estar en los titulares con ocurrencias: que si las niñas tienen o no que ir vestidas de rosa (encuesta carísima), que si el sexo de los juguetes (vídeo carísimo), que si los roscones deben llevar más o menos nata, que si 'give peace a chance', como en los viejos tiempos de 'yankees, go home'... Que no, que Irak --y allí estábamos muchos en contra-- no es Kiev (que es, se lo digo a algún despistado/a con rango ministerial, la capital de la sufrida Ucrania).

Pues claro que nadie quiere la guerra, Ione, Irene, Alberto, Enrique Santiago, Pablo --que se cuela de tertuliano, ya fuera del Gobierno, laus Deo--. Pero no puede ser que, desde una tribuna pública, ante una decena de cámaras de televisión y una docena de embajadores extranjeros, el jefe de la diplomacia española tenga que recordar a compañeros ministros que la política exterior la marca el presidente del Gobierno, y no cuatro disparatados que no sabrían localizar Ucrania, o Bielorrusia, o Kazajistán, en un mapa ciego. Y que un día de estos van a arruinar la esperada foto, en junio, de Joe Biden abrazando en la capital española, al fin, al gran coleccionista español de 'photo opportunities'. Y eso sí que no; así que a ver cómo lo arregla el hombre del álbum monclovita de fotos, tan importantes para una reelección. Creo que no será tanto saliendo a recorrer las calles como echando a alguno/a a la calle.