Tarde de medias rotas

Dominguín
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Segundo festejo de la feria de Añover de Tajo, donde los novilleros se toparon con una novillada que no les puso las cosas fáciles para el toreo. El novillero Sergio Felipe sufrió una cornada interna de 7 centímetros en el gemelo, siendo operado en l

Ignacio Olmos puso ganas toda la tarde en Añover de Tajo. - Foto: Dominguín

La novillada picada de Añover de Tajo, fue el segundo festejo de su prolífera feria taurina de este año. Algo más de público en los graderíos que no tuvieron que sufrir el agobiante bochorno del primer festejo. Amenaza de tormenta en el cielo toda la tarde, que al final se olvidó de pasar por el ruedo del ‘Tío Venancio’.

La ganadería de Mateo y Rodrigo tenia en Añover una fecha especial en la corta historia de su vacada. Era la primera vez que lidiaban como ganaderos un festejo con picadores, seis utreros desiguales en cuanto a presentación y de comportamiento diferente. Los que si estaban era muy astifinos, desarrollando alguno sentido, mientras los del encaste Santa Coloma, con sus teclas pusieron a prueba a los espadas por su manera de embestir siempre por bajo.

El que salió en primer lugar, muy terciado y cornalón se dañó en un burladero, dejándole condicionado para tomar las telas, no obstante Sergio Felipe lo cuidó con el capote. Vio la nobleza el albaceteño y tuvo que conjugarlo con la labor de enfermero para que no claudicase. Tiro con temple con la diestra, dándole todas las ventajas al animal, que acabó levantándole los pies del suelo de Felipe. Se repuso y subió la temperatura al torearlo de uno en uno llevándole con la pañosa hasta la cadera. La espada no rubricó su entrega, siendo ovacionado al finalizar su labor.

Al cuarto, alto y serio, lo midió con el capote, hasta que lo encarriló ‘Candelas’ que le bregó con maestría dejándole a su matador el astado en condiciones factibles de faena. Por bajo se dobló con el utrero que rozaba una y otra vez a Sergio Felipe las medias y los tobillos. Consiguió naturales de calidad a base de tragar, cruzarse y tirar por bajo del animal. Se cerró su triunfo por el fallo a espadas, volviendo a ser ovacionado. Al finalizar su actuación se le descubrió una cornada interna en el gemelo izquierdo de siete centímetros de extensión, que se intervino por el equipo médico en el propio quirófano móvil.

Volvía Ignacio Olmos a Añover de Tajo, era su tercer paseíllo de novillero con caballos, una plaza que le aprecia y le quiere casi como si fuera torero local. A su primer novillo lo recibió con aplomo y gusto por verónicas, rematándolo de una soberbia media enroscándose al de Mateo y Rodrigo. Tras el brindis, se doblo por bajo para ayudarle a ganar recorrido. Pero el astado se afianzo en sus terrenos y se quedaba corto, causa por la cual volteo a Olmos y le tuvo en el suelo a merced, suerte de que no hiciese presa con los astifinos pitones, que sí que se encargaron de dejar las marcas en la ropa del novillero, sobre todo en el rosa de sus medias, agujereadas como si nada. Se arrimó con garra al final del trasteo antes de matarlo y ser ovacionado.

Muy en tipo del encaste Coquilla, salió el quinto de la tarde, cornipaso de cuerna y cárdeno de capa, que se desplazó con largura en la capa de Olmos. Pero el novillo no desarrolló franqueza desde su salida del caballo y puso en complicación a las cuadrillas. Aunque la veteranía de Ignacio Olmos ya se ve en la plaza y a base de empeño y buscar los terrenos adecuados dejó por momentos algunos muletazos de mérito al natural. Por ese pitón el astado quería coger con franqueza las telas, eso sí, siempre por bajo y firme. La diestra no se vio, por la complicación que ofrecía ese pitón. Al final el no acertar con el acero cerró la posibilidad de tocar pelo al moracho.

Completaba el cartel Carlos Enrique Carmona, que sorprendió a los presentes yéndose a la puerta de chiqueros a recibir a su primero. De espaldas citó con la voz y con la capa al castaño que paso de refilón al novillero. Luego incorporado lo meció con soltura con capote y lo intento con la muleta. Faltó acople de Carmona y encaje lo que le provocó algún que otro susto y el ‘Ay’ en los tendidos era continuo, donde se mascaba una cogida. Luego con la espada estuvo nefasto, aunque al final logró acabar con el utrero, silenciando los tendidos su actuación.

Saltaba al ruedo el sexto y la ‘jota’ comenzó a sonar, lo que anima a acompañarla toreando, pero Carmona paso de perfil este recibo capotero. Cuando tomó la muleta se predecía que viésemos una faena de entrega, pero no, la cosa quedo en perfileo y en un pasar del animal por ambos pitones sin acople. No se entregaba el novillo, pero tampoco le puso de su parte mucho el novillero. Al final un susto de nuevo sin consecuencias que dejó las medias del chaval dañadas. Silencio del respetable al arrastre del cierraplaza para el espada madrileño, que paso con su compañero Olmos a la Enfermería Móvil a interesarse por el estado de saludo del albaceteño. Bonito gesto de compañerismo.

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