Hoy es el sorteo de Lotería de Navidad y los premios ya están repartidos antes de que empiece a girar el bombo. Sobre todo, los menores, pues hay un nutrido grupo de partiditos que jamás nunca pensaron sacar a España y los españoles los higadillos que le están sacando. Me refiero, claro, a los indepes, nacionalistas, bilduetarras y otros coros y danzas que completan el folklore que acompaña a Perico el de los Palotes; los palotes que va coleccionando como tapas de los yogures en forma de sentencias que le quitan la razón a su orgullo y prepotencia. Tenemos un presidente del Gobierno al que le duele la cara de ser tan guapo; sensu contrario, contamos con un pueblo que adora a sus reyezuelos con tal de que sean guapos. Pero es que ya hasta Bruselas nos da un toque de atención. Y la bolita del golpe de Estado y el fascismo ha habido que meterla de nuevo en el bombo porque ya no cuela tanta impostura.
Pedro Sánchez es un niño de San Ildefonso que se atragantaba con la pedrea y por eso lo dejaron atrás dándole a la manivela de la tolva. Nadie dijo que un presidente del Gobierno tuviera que ser Einstein, pero es que este traspasa las coordenadas de la física y la gravedad. Con una cara tan grande, lo normal es que se viniera abajo por el peso del jeturrio… Pero, qué va… La indolencia de los medios de comunicación, que con honrosísimas excepciones han renunciado a su papel de control del Gobierno, camina por otro lado. Ahora se compite no por sacar la mejor exclusiva, sino por quién da las palmas con las orejas más grandes y camina mejor como las focas… Salvo los jueces, que se han plantado y han entendido el papel al que les faculta la Constitución, el resto del país se ha entregado a este feriante sin número y a este proscrito de la bondad. Ahora la Comisión Europea subraya lo que era una evidencia. Que la democracia son las formas y no el cuponcito que cada día toque en el bombo de la Moncloa.
Los defensores de las democracias populares como la china o la coreana se levantan tiras de piel porque los jueces han aplicado la ley. Los deslegitiman porque dicen que están caducados. Las dos veces que estuvo cerrada la renovación del Consejo General del Poder Judicial entre PSOE y PP, el presidente del Gobierno marcó los cartones del bingo. Filtró a la prensa amiga el acuerdo, dejando por tonto a Casado; y en la última ocasión, quiso engañar a Feijóo que, con buen tino, se bajó a tiempo del vagón para denunciar la vergüenza de la sedición y la malversación. Ahora los deslegitiman porque dicen que están pasados, como el arroz y los huevos. Pero las leyes siguen siendo las mismas y lo único que ocurre es que los defensores de la democracia populista y bolivariana no entienden que la judicatura y sus magistrados no sean de su misma ideología. Consideran que todos se deben al 'sí, bwuana' y que es un atentado fascista y contra el pueblo aplicar la ley de forma independiente. Habrá que recordar a estos politólogos de pedrea que la democracia no es votar cada cuatro años… Con Franco, también se votaba y salían siempre los mismos… Lo que verdaderamente define un régimen de libertades es la separación de poderes, que propicia una democracia liberal, donde una sociedad civil y de ciudadanos libres tiene capacidad, independencia y determinación para controlar los efectos nocivos del poder. Lo demás son niños de San Ildefonso travestidos de Nadia Calviño, Irene Montero y Gabriel Rufián. Cuidado, que todavía el Gordo cae en la sede de Esquerra Republicana de Cataluña. Bueno, en realidad, ya cayó hace mucho tiempo.