Un reconocimiento acorde a la primera funeraria de España

Jaime Galán
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La calle de la Sal se dedica exclusivamente al Grupo San Román. La empresa toledana montó en esta vía la funeraria más antigua del país

José María y Chari San Román. - Foto: David Pérez

Habría que estar ciego para no valorar o reconocer el servicio que durante cinco generaciones la familia San Román viene ejerciendo en Toledo. Ayer, en la gala conmemorativa de la festividad de la ciudad, San Ildefonso, los toledanos rindieron un particular homenaje a ese servicio con la dedicatoria de la calle de la Sal para la familia y la empresa San Román.

Desde 1846, el tatarabuelo de los actuales gerentes de la empresa, los hermanos José María y Chari, montó un servicio de conducción de cadáveres al entonces cementerio municipal, pero fue el padre de estos el que aumentó el negocio creando la primera funeraria del país en la calle de la Sal, la vía que hoy está dedicada a esta familia.

El propio José María San Román revela que su labor está estrechamente ligada al Casco Histórico, puesto que a los veinte años que mantuvieron su sede en la citada calle de la Sal, la sucedió el callejón de los Bécker, la calle de la Feria, la cuesta de las Armas y la ubicación actual en la calle Cervantes. 

José María San Román, por tanto, recibe esta dedicatoria en nombre de toda la familia con «orgullo y satisfacción, porque entendemos que los toledanos nos están reconociendo el sacrificio, la vocación y el trabajo que hemos desempeñado en la ciudad y en el Casco Histórico». Asimismo, el gerente del grupo empresarial considera que esta mención va dirigida hacia la figura de su padre, también llamado José María San Román. «Es un reconocimiento muy bonito y tanto a él como a mi madre les hará mucha ilusión allá dónde estén, porque fueron los grandes impulsores de lo que hoy nosotros estamos siguiendo, además de ser los que continuaron lo que en 1846 comenzaron nuestros tatarabuelos», expresa José María.

Y es que a la figura de José María San Román padre se le reconoce el incremento del negocio con la creación ademásde una empresa de seguros y otra de transporte sanitario. Por eso y por su vinculación continua con la sociedad toledana su hijo le considera el «impulsor» de esta labor que aún hoy siguen realizando en Toledo. El propio San Román insiste en que sus funciones «tienen un 50 por ciento de negocio y un 50 de sacerdocio», explicando que el mejor recuerdo de su padre es el compromiso con los toledanos, que «fuera a la hora que fuera acudía al cementerio para estar acompañando a los clientes». De ahí que tanto José María San Román, como su hermana Chari, o los empleados de la empresa entiendan el negocio como un trabajo en el que «hay que estar las 24 horas del día, durante todos los días del año». San Ildefonso ya se lo ha reconocido. La calle de la Sal es ahora un poco más toledana con esta dedicatoria.