Primeros casos sospechosos en las cárceles de Ocaña

Redacción
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Desde el sindicato Acaip-UGT reclaman de forma urgente que se hagan test de coronavirus a todos los trabajadores e insisten en la necesidad de que alguien acuda a realizar labores de desinfección.

Primeros casos sospechosos en las cárceles de Ocaña - Foto: Yolanda Redondo

redacción / toledo

«Lo llevamos como podemos, con mucho esfuerzo y con grandes dosis de psicología». Los funcionarios de los centros penitenciarios de Ocaña (I yII) siguen acudiendo cada día-«somos un servicio esencial»- a su centro de trabajo ‘armados’ de mucha fuerza mental para poder afrontar las dificultades añadidas que la crisis del coronavirus está propagando en las cárceles.

Y es que, ellos, que entran y salen de los centros a diario, también han sido víctimas de coronavirus. Confirmada solo una persona, que se encuentra hospitalizada, eso sí, después de pasar varios días en casa en cuarentena con síntomas graves, lamentan. Ahora bien, hay otra media docena de funcionarios de estas prisiones que están en sus domicilios guardando cuarentena preventiva por ser casos sospechosos a la espera de que se les haga un test.

Los funcionarios de las prisiones de Ocaña I y IIvuelven a reclamar a las autoridades - «a quien competa porque escribimos a una administración y nos dice que vayamos a otra y así sucesivamente se tiran la pelota de unos a otros y escurren el bulto»- que les provean de test de coronavirus, que les entreguen mascarillas y que acudan a estos recintos con equipos profesionales para llevar a cabo las labores de desinfección que requieren este tipo de establecimientos. 

«Hay que trabajar en medidas de prevención que permitan minimizar el máximo posible los posibles riesgos de contagio, así como de la detección de los casos que puedan producirse en el personal que accede al centro. Es de vital importancia garantizar el servicio», indica en uno de los últimos escritos  la delegada  de Acaip-UGT en Ocaña I. 

Y es que, señala Mar Téllez que algunos compañeros llevan «una semana esperando que les hagan el test. Es desesperante porque si ya somos una plantilla ajustada esta circunstancia nos dificulta más nuestra labor».

Y recuerda que cada día regresan a casa con sus familias con el temor de poder ser un foco de contagio a sus hijos o padres. 

 La tensión se suma al miedo, al nerviosismo y a la incertidumbre, sensaciones que perciben los presos que también temen ser víctimas de los contagios, «ven las noticias y piensan en sus familias».Pero es que además ahora, como se han suspendido muchas de las actividades que les mantenían ocupados ya fuera trabajando o en ratos de ocio, los internos tienen más tiempo para pensar en otras cosas.

Los funcionarios disponen desde el jueves de mascarillas quirúrgicas, eso sí, con restricciones porque «tenemos que aguantar con ellas tres días; ya nos han explicado como protegerlas en bolsas de plástico». Este nuevo ‘look’ también ha provocado entre los internos nuevas preocupaciones y temores, conscientes de que los funcionarios entran y salen cada día a la calle.

«Tenemos que hacer un trabajo psicológico extraordinario», señala Mar Téllez, para evitar que cualquier chispa prenda el fuego. Pero más teme esta funcionaria y delegada sindical que se produzca algún caso entre los internos. «No tenemos material ni para los sanitarios en caso de que tengan que atender algún enfermo de coronavirus en cuarentena», advierte.

 Mar Téllez también alerta de que uno de los internos tiene un régimen que le permite salir cada día a trabajar y regresar por la tarde noche, una situación que tampoco consideran racional dadas las circunstancias y la falta de medidas de seguridad. «Se debería  agilizar la burocracia y evitar que se ponga en riesgo a toda una población reclusa con estas situaciones», clama Téllez.

Por último, pero igual de necesario, desde Acaip-UGT siguen insistiendo a las autoridades para que desplacen hasta los centros de Ocaña a los equipos necesarios que puedan llevar a cabo las labores de desinfección de estas instalaciones.