Editorial

La retirada del acta de diputado a Torra es otro punto de fricción

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El Tribunal Supremo avaló el acuerdo de la Junta Electoral Central de inhabilitar a Quim Torra como diputado catalán y ayer la Mesa del Parlament, presidida por Roger Torrent, retiró el acta de diputado a Torra y lo sustituirá por otro parlamentario de JxCat, como había solicitado la Junta Electoral, por lo que no tardó en producirse un nuevo punto de fricción, ya no sólo a nivel político nacional, sino también a nivel interno, en Cataluña, donde esta actuación puede significar la ruptura entre ERC y JxCat como socios del Gobierno catalán, lo que provocaría una nueva convocatoria de elecciones en Cataluña.

La única discrepancia no será la producida entre ERC y JxCat, sino que a nivel nacional también hay distintas interpretaciones de la medida, según se trate del partido en el Gobierno o de las formaciones de la oposición. Mientras que Carmen Calvo, vicepresidenta primera del Gobierno, se limitó a decir, sobre la decisión del Parlament, que es lo que tienen  que hacer las instituciones, la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, manifestó que el presidente de la Generalitat, Quim Torra, no precisa retener su acta de diputado para mantenerse como jefe del Gobierno catalán, aunque deja la decisión en manos del Parlament.

Frente a esta tibieza aparecen las posturas de los partidos de la oposición y desde el PP, su líder, Pablo Casado, avisó que su formación tomará más medidas legales si no es sustituido Torra como presidente de la Generalitat. Por su parte, Ciudadanos, en la figura de su portavoz Melisa Rodríguez, recordó que el artículo 67.2 del Estatuto de Autonomía de Cataluña establece que el presidente de la Generalitat debe ser elegido por el parlamento entre sus miembros, recordando que Quim Torra ha perdido su condición de diputado.

En el horizonte está el encuentro previsto para principios del mes de febrero entre Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Torra, siendo una cita que desde la oposición cuestionan ahora más que nunca, solicitando al líder del Gobierno central que acate la decisión y que suspenda la reunión con una persona que ha sido inhabilitada. El balón está ahora en el tejado de Sánchez, que tiene que valorar y medir también su actuación, ya que de su decisión y de su actuación dependerá que pueda mantener algunos de los muchos y variados apoyos que recibió para convertirse en presidente del Gobierno, con el añadido de que pueda estar en juego que el Gobierno saque adelante unos Presupuestos Generales del Estado que llevan ya demasiado tiempo prorrogados.

Es, por tanto, una batalla más de esta guerra del independentismo catalán, donde el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, tiene una nueva pieza en el tablero y tiene que realizar el movimiento oportuno.