Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Ciudadano indefenso, Estado totalitario

15/01/2021

Es preocupante la situación a que estemos llegando en España. Ocurre que el Estado cada vez ocupa más parcelas de decisión, supuestamente en bien de los ciudadanos, pero estos cada vez tienen menos margen de decisión sobre sus propias vidas y además, ante la mayoría de los problemas se encuentra absolutamente desamparados.
Realmente el pobre ciudadano es, cada vez más, una mota insignificante en el tablero de las decisiones que puede ser aplastada, no solo por el propio Estado y toda la maraña de sus organismos, sino por las grandes corporaciones comerciales o industriales.
La realidad es que el Estado nos va invadiendo como hace la avispa ‘glyptapanteles’ con las orugas, que pone sus huevos dentro de ella y la acaban devorando. Realmente un individuo no puede decidir ya libremente ni la receta del dulce que toma, porque el señor Estado, siempre por nuestro bien, pero siempre metiéndose en lo que no le llaman, decide por nosotros a través del sistema impositivo. Teóricamente se puede tomar el dulce que se quiera, pero si lleva más de cierta cantidad de un producto el impuesto es más caro y, lógicamente, la libertad de decisión quiebra. No digamos ya si de educación o sanidad se trata. También podemos elegir colegio para nuestros hijos, pero si nos salimos del ‘carril’ que marca el Estado lo pagamos de nuestro bolsillo, mientras los mansos disfrutan el servicio gratis.
Podríamos seguir poniendo todos los ejemplos del mundo, porque, si nos fijamos en la sanidad ya es para nota. Aquí el Estado llega a nacionalizar los servicios de tal manera que ni siquiera pagando tenemos opción a decidir.
¿Cuál es el resultado de tanto metomentodo? Pues que realmente, por proteger a la sociedad se aplasta  al individuo y además el conjunto de individuos, que forman la sociedad, quedan a merced de cualquier albur ya que el Estado, a base de tanto abarcar, llega a la ineficacia más absoluta. Nos han contado que nuestro sistema sanitario era el sumun. Sin embargo, pese a los esfuerzos individuales de los profesionales a su servicio, tardará Dios sabe cuánto, en poner la vacuna del coronavirus. Eso sí, aunque el Estado es ineficaz no deja que nadie meta la nariz en el asunto no sea que se vea la diferencia.
¿Quién le protege a usted cuando una empresa eléctrica o telefónica, por ejemplo, se empeña en que debe no sé cuánto,  porque lo dicen ellos que sin encomendarse ni a Dios ni al diablo han trincado el contador y aseguran en beneficio propio que usted ha hecho no sé qué que supone una factura de no sé cuánto y mientras no pague no tendrá servicio? ¿Quién le ampara real y efectivamente si compra un vehículo para trabajar y lo financia y le sale con una avería que lo tiene día sí día también en el taller y no hay forma de que lo dejen en condiciones? ¿Y si se encuentra su casa con invitados anónimos cuya identidad desconoce? No me diga que acudirá usted a un juzgado en busca de protección, porque lo seguro es que se meterá en un problema más, de incierto resultado, y eso sí, estará sin luz en su casa, sin teléfono, sin casa o sin vehículo unos años. Esta es la realidad de España, siga inflando esta su carísima administración …