El Quijote protagoniza el Festival de Bregenz

luis j. gómez / toledo
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«El Quijote es en sí mismo una maravillosa metáfora del teatro», señala el responsable de Dramaturgia del festival de verano de esta ciudad austríaca, famoso por su escenario sobre el lago Constanza

La propuesta de Mariame Clément para la ópera ‘Don Quichotte’ recrea una sala de cine, en la que la pantalla es otro escenario. - Foto: © Bregenzer Festspiele / Karl Forster

En los festivales de verano de ópera, las representaciones se hacen en un antiguo anfiteatro romano (Verona), en un castillo en medio de una isla (Savonlinna) o en una casona de campo inglesa (Glyndebourne). Pero la palma de los escenarios impresionantes se la lleva el festival de Bregenz, el Bregenzer Festspiele, con su escenario levantado sobre el lago Constanza. Hasta James Bond rodó en esta ciudad austríaca unas escenas para ‘Quantum of Solace’ en las que el actor Daniel Craig peleaba y pegaba tiros mientras se representaba ‘Tosca’.

Para el escenario del lago, el Festival suele elegir óperas conocidas  y  este verano toca ‘Rigoletto’. Pero Bregenz es mucho más que la ópera sobre el lago y en sus escenarios sobre tierra firma el que manda esta edición es el Quijote. Es la primera vez que se lleva el protagonismo de este festival y lo hace en varios formatos:  ópera, teatro y música en concierto.

«Don Quijote es en sí mismo una metáfora maravillosa del teatro», señala a La Tribuna el responsable de Dramaturgia del Festival, Olaf A. Schmitt, «él utiliza su imaginación  para creerse -y que los demás también piensen- que es otra persona». Y mucho del Quijote sigue valiendo para los espectadores que en 2019 se siguen acercando a escucharle a Bregenz. «Esta creencia en la fantasía y los ideales -aunque deban ser también cuestionados- es necesaria para el arte y para nuestro día a día», añade.

Escena de la obra de teatro ‘Don Quijote’. Escena de la obra de teatro ‘Don Quijote’. - Foto: © Bregenzer Festspiele / Karl ForsterLa historia de Cervantes llega en formato ópera al escenario del Festspielhouse, con una capacidad de más de 1.600 espectadores. A diferencia del escenario del lago, en este recinto techado suelen programar óperas que apenas se representan en el circuito internacional. Este verano le tocó el turno al ‘Don Quichotte’ de Jules Massenet, compositor francés célebre por otros títulos como ‘Manon’ y ‘Werther’. En relación a su ópera cervantina, Schmitt reconoce que «no se representa muy a menudo, aunque contiene grandes papeles para cantantes y momentos verdaderamente emotivoss, sobre todo en el acto final».

Massenet siguió un libreto en francés de Henri Cain, que a su vez se basaba en la comedia de otro francés Jacques Lorrain:‘El caballero de la triste figura’. De hecho, la trama no aparece como tal en la novela de Cervantes. El Quijote se arriesga a recuperar unas joyas robadas de Dulcinea, a cambio de la  promesa de su enamorada de casarse con él. Para describir con música el ambiente de la plaza de El Toboso, Massenet introdujo las castañuelas en la orquesta, que en Bregenz tocó la Sinfónica de Viena.

En coproducción con el Deutsches Theater de Berlín, el Festival de Bregenz ha programado también teatro, con un texto nuevo de Jacob Nolte, que apenas pasa de los 30 años, pero basado en la novela de Cervantes. En Bregenz fue el estreno mundial de esta obra el pasado 20 de julio. Solo había dos actores en escena .El Quijote fue Ulrich Matthes, que hizo de Josheph Goebbels en la película ‘El Hundimiento’. Wolfram Koch, que ha trabajado en la incombustible serie alemana ‘Tatort’, también conocida como ‘Scene of a crime’, hizo de Sancho Panza. El director, Jan  Bosse, le hizo empujar un carrito de la compra como Rocinante y le puso un vestido de flamenca.

Pero además el Quijote cabalgará sobre el viento, cuerda y percusión de la orquesta Sinfónica del Vorarlberg en el concierto que darán este 18 de agosto. Tocarán las naciones para barítono y orquesta ‘Don Quichotte à Dulcinée’ de Ravel, ‘El caballero errante’ de Jacques Ibert y el ‘Don Quixote’ de Richard Strauss. Yhasta con el bufón ‘Rigoletto’ del lago, hay una conexión con Alonso Quijano. «Los dos están en cierta manera locos», apostilla Schmitt.