Imaginar el todo desde la parte

C.M.
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Laura Díaz Palomo propone, en su proyecto Fin de Carrera, reconstruir una zona del Circo romano levantando una zona dotada de graderío oriental, arena, espina con un obelisco y graderío occidental. Una intervención llamada a dignificar un tesoro

IMAGINAR EL TODO DESDE LA PARTE

El trabajo del arquitecto es en primer lugar de observación, mirar y ver, ver lo que se ve. La buena arquitectura tiene la virtud de hacernos visible lo invisible, sencillo lo complejo. Esta es una de las máximas más repetidas por el equipo docente de una Escuela, la de Arquitectura de Toledo, que visiona el planeamiento de la ciudad partiendo de un nuevo camino. El que aboga por pensar en las personas, pensar más y hacer menos, recomponer con inteligencia el espacio común, el paisaje urbano.

Siguiendo esta línea de acción-reacción-repercusión, Laura Díaz Palomo imagina, en su propuesta Fin de Carrera, la totalidad del Circo romano de Toledo a través de la reconstrucción de una de sus partes. Bajo la supervisión del arquitecto Javier Vellés -docente de la Escuela de Arquitectura de Toledo-, su 'Circo Último' se contemplaría «en una estrecha porción transversal y diagonal» en la que observar el graderío oriental, la arena, la espina con un obelisco y el graderío occidental. La porción correspondería, cita la arquitecta, al paso de la avenida de Carlos III «sobre los desaparecidos restos del Circo» que permanecen dibujados en el pavimento.

Esta intervención, concebida «enteramente de fábrica con muros, pilares, arcos y bóveda», no afectaría a las propiedades privadas ubicadas en la zona, por lo que «para llevar a cabo este proyecto no sería necesaria ninguna expropiación» y por ello, se presenta «más viable». Sobre el coste de esta suerte de reconstrucción sustentada en criterios actualizados, Díaz Palomo  presupuesta una inversión que rondaría los 900.000 euros.

IMAGINAR EL TODO DESDE LA PARTEIMAGINAR EL TODO DESDE LA PARTESobre el aforo estimado para esta porción del Circo, lo fija en 889 personas y lo resuelve dotando al lugar de espacios destinados a ofertar «libertad de movimiento y tránsito en la gradas». Y puesto que, de los restos conservados, «casi todo es opus caementicium» propone la autora de este proyecto Fin de Carrera reconstruir la nueva estructura «con muros, pilastras, arcos y bóvedas de ladrillo, y levantando por hiladas de tres o cuatro pies de altura que, debidamente apeadas por el exterior, se rellenarían con hormigón en masa por tongadas».

Los arcos y las bóvedas se instalaría «sobre cimbras de madera, desmontables para ser aprovechadas varias veces» y, apunta, «nunca se instalarían armaduras de hierro, por lo que resultaría una obra tan firme y duradera como la romana».  

referencias y homenajes. Como Viollet le-Duc se imbuyó del arte gótico, ha querido Laura Díaz Palomo empaparse del arte romano resolviendo el conjunto «a la manera del museo de Mérida» con ladrillos de pie romano. Todo «para ayudar a imaginar a propios y extraños lo que fue el Circo romano de Toledo».

Así, la autora considera que «la belleza de la obra que propongo, si es que la tiene, se basa en que lo bueno y útil es bello», pensamiento similar al que debieron tener «los constructores romanos, los creadores de calzadas, puentes, presas, muros de contención, criptopórticos, circos…», una «confianza» que ha enfrentado a esta joven a una 'invención' que por sustentarse en «partes en números enteros de pies, tanto en planta como en elevación», se presta a la armonía de los números «creyendo que, como decía Oíza, 'al que modula, Dios le ayuda'».