«Tras la pandemia, el público expresa mucho mejor la emoción»

M.G
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El conocido coreógrafo, exdirector del Ballet Nacional de España, regresa a Toledo con 'Querencia', su nuevo espectáculo de gran formato, con un elenco de 16 bailarines. La cita será mañana en el auditorio del Palacio de Congresos

Antonio Najarro, coreógrafo y bailarín - Foto: LT

Antonio  anda siempre en danza. Sin miedo, arriesgando y buscando la novedad en los escenarios. El bailarín y coreógrafo se esfuerza en visibilizar el ballet y la danza para que algún día esté en el ADN de los españoles como ocurre en otros países con tradición y entrega a esta disciplina artística. No se cansa de repetir que no hace falta entender de danza para disfrutar de un buen espectáculo, como tampoco es necesario que los montajes tengan un hilo argumental al uso, basta con sentir y bailar con el sentimiento.

Vuelves a Toledo mañana, dentro de la XVII edición del Ciclo Internacional de Danza,  después de cuatro o cinco veces en los últimos años, con un espectáculo a lo grande en el auditorio del Palacio de Congresos. ¿Cómo surge 'Querencia'?

Todos los espectáculos con mi compañía privada  han tenido siempre un sello de fusión de géneros y desde  una óptica muy diferente a lo que suelen ser los cánones de la danza española, con jazz y flamenco, tango argentino con danza española, danza oriental... En 'Alento', el anterior espectáculo, había músicas interpretadas en directo con mucha base de jazz, de blues y de soul, y ahora lo que quería era volver a la raíz de la danza española y mostrarla con mucha vanguardia y novedad. 

En definitiva, mostrar todos los estilos de la danza española de manera tradicional, entre comillas, la escuela bolera, la danza estilizada, el flamenco y el folclore y presentarlos con una música de nueva composición sinfónica, algo inusual en un compañía privada, grabada por la Orquesta de Extremadura y compuesta por Moisés Sánchez. Además, 'Querencia' cuenta con un elenco de 16 bailarines, con todo lo que eso conlleva. Se trata de una gran producción tratada desde la tradición, presentada de una manera actual y con el sello que me caracteriza. 

¿Por qué esa necesidad de volver a las raíces?

Estamos muy faltos de ver todos los estilos de la danza española en un espectáculo de gran formato. Salvo el Ballet Nacional de España, que tuve la suerte de dirigir durante ocho años, el resto de compañías de danza españolas no llevan todos los estilos tal y como los mostramos en este espectáculo, con un nivel de exigencia muy elevado y un propósito de excelencia absoluto. Por ejemplo, la escuela bolera es el estilo más complejo que existe en la danza española y me atrevo a decir que en el mundo, interpretada como lo hacen mis bailarines no se ve en los escenarios. Soy un gran defensor de presentar espectáculos de gran envergadura, más allá del Ballet Nacional de España,  supone un riesgo enorme y nos estamos dejando la piel. 

También será muy caro, imagino.

Sí. Nos estamos dejando los bolsillos. Solamente grabar una música sinfónica con una orquesta completa, vestir a 16 bailarines con gran calidad como lo ha hecho Yaiza Pinillos, y el diseño de iluminación que llevamos usando toda la nueva tecnología con focos móviles, supone mucho dinero. El objetivo es presentar la tradición de España con una apuesta en escena vanguardista y resulta muy costoso. Cuesta mantener una compañía así, con  sus bailarines, técnicos, la maestra de ballet..., pero me siento responsable y por eso he dado este paso de crear esta producción.

Y ahora te atreves con este espectáculo cuando las artes escénicas no pasan su mejor momento tras la pandemia y la crisis. 

Muchos me han dicho que estoy un poco loco y soy muy arriesgado. 

También ayudará llamarse Antonio Najarro y haber sido el director del Ballet Nacional de España...

Todo ayuda, incluido mi trabajo en el Ballet Nacional de España y el espacio que he conseguido en la televisión pública 'Un país en danza'. Pero tampoco hay que engañarse porque el público es inteligente y si ve un espectáculo de calidad lo aprecia y si no es así  no lo ve por mucho que tengas un nombre. 

De todas formas, lucho porque todo lo que presento sea de calidad. El público ha perdido el hábito de ir al teatro, pero sabe lo que va a ir a ver en mi caso y a mí se me asocia a espectáculos de máxima calidad, gusten más o menos. Además, percibo que tras la pandemia el público expresa mucho mejor la emoción tras ver el espectáculo y se siente más desinhibido, más abierto a las emociones porque la mentalidad  se centra ahora en vivir al día, y grita, llora y nos regala una muestra de emoción mucho más intensa.

He tenido la suerte también de que siempre que he presentado espectáculos el público ha sido maravilloso y ha reaccionado muy bien.  Es la prueba de que los espectáculos los concibo para emocionar.

Sueles trabajar desde hace tiempo con los mismos bailarines salvo alguna incorporación nueva, con lo que escoges a profesionales muy preparados en todos los géneros. Ayudará a la hora de plantear espectáculos como 'Querencia', ¿no?

Son de los mejores bailarines que tenemos en este país. Son bailarines hiperversátiles porque para formar parte de mi compañía tienen que dominar los cuatro estilos de la danza española, mi estilo, que fusiona movimientos muy contemporáneos, el uso virtuoso de la castañuela, una gran técnica en ballet clásico y dominar la energía, el pellizco y el sabor que rodea a la danza española. 

¿La danza necesita más público?

Necesita más comunicación. La afición se crea cuando hay conocimiento. Si alguien ve algo de danza de calidad en televisión termina queriendo ir, pero el problema es cuando no se ve porque no se puede amar y seguir lo que no se conoce. Yo tengo el único espacio que existe en la televisión pública de media hora una vez a la semana y por temporadas y es absolutamente insuficiente. Aún así, desde hace 16 años no había nada y me he tirado años detrás de Televisión Española para que hubiera un programa de calidad de danza. 

Pero todavía no hemos conseguido que haya una afición general a la danza como ocurre en otros países como en Francia o Alemania. En Rusia, por ejemplo, las familias van a ver con sus niños danza como los que van al cine porque está en su adn y está impresa en el movimiento cultural de la sociedad y en España eso no pasa, pero tiene que pasar porque la danza de nuestro país, única en el mundo, necesita mucha más visibilidad, que la gente conozca nuestros trabajos porque hará que vayan al teatro a ver danza. 

Un estudio reciente del Ministerio de Cultura sobre indicadores de las artes escénicas refleja que el 58,4% de los espectadores de danza son mujeres frente a un 41,6% de varones. ¿Hay que insistir en que la danza también es cosa de hombres?

Por supuesto. Hay que normalizar y eliminar de una vez el cliché del niño afeminado que se dedica a la danza, algo muy obsoleto. Por ejemplo, cuando estuve en el Ballet Nacional de España llevamos a cabo una actividad muy potente, un plan para atraer a los niños a la danza e invitamos a muchos colegios, se les hacía un test y vimos que sus conocimientos de danza eran nulos. Más tarde, vinieron a ver un ensayo y los sentamos en el suelo para que sintieran la vibración de los zapateados y las castañuelas, y ver cómo reaccionaban y les invitábamos a espectáculos familiares y arrastraran a sus padres. 

Después me reunía con ellos y el problema estaba en el desconocimiento de los padres, que son la referencia de sus niños, sobre danza, y todavía se imaginan, muchas veces, al niño afeminado con mallitas y dando saltitos, y no conocen más. Pero después de esta experiencia muchos padres lloraban emocionados y estaban alucinados del sacrificio de los bailarines, el respeto al maestro, la disciplina, la entrega, valores maravillosos para sus hijos.

¿Y qué les dirías a los que se empeñan en no ir a ver danza porque dicen que no la entienden?

 No hace falta entenderlo. Por supuesto, si eres conocedor y tienes experiencia vas a saber apreciar más, pero mis espectáculos los concibo para que cualquier persona del país al que vayamos entienda y se emocione. En mi caso concreto, no hace falta entender de danza tradicional.

Fundaste tu propia compañía hace veinte años. ¿Cómo ha sido este viaje?

Sí, pero se tuvo que quedar aparcada durante el periodo como director del Ballet Nacional de España. El balance es muy positivo y desde el primer momento, en 2002, aposté por el espectáculo de gran formato arriesgando todo lo que tenía y había ganado como primer bailarín en el Ballet Nacional de España lo invertí.. Ha sido un trabajo a pico pala. Al principio, todo fue de manera muy casera, hasta el vestuario, y poco a poco mi nombre y mi trabajo se han ido dando más a conocer y ahora tenemos la suerte de ir a los teatros más importantes, llenarlos y ser un foco de danza española de calidad, de divulgación y de dar trabajo a los mejores bailarines del país. 

¿Qué querencia te va a dejar este nuevo espectáculo?

Para mí era un riesgo y como soy una persona que me encanta meterme en ámbitos diferentes y volver a la tradición, a la bata de cola, los mantones de manila, el sombrero cordobés, era un reto porque hacía mucho que no revisitaba las raíces. El poso que me llevo ya está ahí porque hemos ido ya a varios teatros con gran éxito. Ahora estoy saboreando un poco el éxito de la decisión de volver a los orígenes y que guste mucho el producto. Estoy muy satisfecho.