Se jubila una urbanista de la vida

F. J. R.
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La matrona Mari Paz Ruiz, que fuera también edil de Urbanismo en Toledo durante legislatura y media, cuelga la bata tras más de cuarenta años de profesión cargados de anécdotas

Se jubila una urbanista de la vida

Pocas profesiones son tan satisfactorias como la de traer niños al mundo. La tensión para que todo salga bien se queda en nada cuando se contempla el milagro y la perfección de la vida. Y cuando llevas más de cuarenta años en ello, y la lista de bebés asistidos se antoja bien grande, el deleite del trabajo bien hecho debe ser incalculable.

Quizás por eso que, para equilibrar la balanza, Mari Paz Ruiz, matrona del Complejo Hospitalario de Toledo que colgó la bata el pasado 13 de abril, optó por otra faceta de la vida también necesaria, pero mucho menos gratificante.

Fue en 1999, con José Manuel Molina de alcalde, cuando Mari Paz Ruiz aceptó el ofrecimiento de hacerse cargo de la concejalía de  Servicios Sociales. La cosa terminó por complicarse, y cayó en el siempre complicado área de Urbanismo.

Se jubila una urbanista de la vida Se jubila una urbanista de la vida Toledo se jugaba mucho en esos años, y de esos lodos aún perduran muchos barros, pero seguro que la situación hoy sería muy distinta si hubieran escuchado más a esta matrona que, sin ningún conocimiento previo de urbanismo, se empapaba de cada proyecto y sorprendía a todos con sus observaciones.

Muchos técnicos del Ayuntamiento --especialmente los de Medio Ambiente-- la recuerdan aún con cariño, por saber escuchar sus propuestas y poner siempre esa dosis de resolución que tanto la caracteriza.

Mari Paz Ruiz es una de esas personas que dejan huella por donde pasa, y es por eso que hoy muchos de sus excompañeros y amigos se reunirán en un conocido restaurante de la ciudad para rendirla un sentido homenaje.

Esta urbanista de la vida, una matrona que lo mismo ayudaba a nacer un bebé que asombraba a todos sobre plano en sus observaciones del futuro POM (Plan de Ordenación Municipal), deja atrás más de cuarenta años de profesión, pero con la satisfacción de haber estado siempre al pie del cañón. Dando la cara en primera línea de batalla en sus dos facetas profesionales.

No en vano, sus manos han sostenido a la última niña nacida por parto natural en el ya clausurado Virgen de la Salud. Mari Paz formó parte del último equipo de guardia, y aunque todos los días recordaba a sus compañeros que la quedaba poco para jubilarse, no ha estado estos meses en el nuevo hospital del Polígono precisamente descansando.

Que se lo digan a Alonso, el pequeñín al que ayudó a venir al mundo el pasado 13 de abril. El último de una larga lista, pero con idéntico procedimiento.

Y es que, los que la conocen y la han visto en acción saben que con Mari Paz Ruiz en paritorios la cosa está segura. Es la mano que aprieta cuando a una madre le hace falta saber que no está sola, y la compañera entrañable en la que siempre te puedes apoyar.

Siempre tenía el objetivo claro y sabía cómo hacer su trabajo. Pura resolución, al fin y al cabo.

Ahora ella dice que ya echa de menos el trabajo, pero sin duda, los que más la van a extrañar son sus compañeros.