El joven Álvaro Calvente, su padre Ildefonso y su padrino Carlos, salieron ayer de Talavera a las 8 de la mañana para iniciar la primera etapa del Camino Real de Guadalupe, la que les llevó hasta Calera y Chozas, 18 kilómetros después. Partieron desde la Basílica de Nuestra Señora delPrado, donde recibieron la bendición de su Rector, Felipe García Díaz-Guerra, y la visita de las concejalas Nuria Sánchez y María Jesús Pérez, quienes obsequiaron a la familia con un detalle cerámico.

A partir de ahí se inició una jornada marcada por la ilusión pero también por el agua, tras las intensas lluvias de los últimos días, que ayer tampoco dieron tregua. «Estamos mojados, pero muy contentos», explicaba Ildefonso a La Tribuna poco después de llegar a Calera, a las 13 horas de ayer. Es la primera de seis etapas, en las que recorrerán a pie 120 kilómetros hasta el santuario cacereño.

La etapa fue muy satisfactoria, ya que habían estado acompañados por Ernesto, fondista que quería con este camino visibilizar la enfermedad de la Esclerosis LateralAmiotrófica (ELA), Ana y otros voluntarios del Camino de Guadalupe. «Hemos llegado encantados, Álvaro ha disfrutado mucho del camino, hemos contado historias y ha sido súper divertido», añadía.

El joven Álvaro acaba en Calera la primera etapa del CaminoLa primera etapa de Talavera a Calera gustó mucho a Álvaro, joven de 15 años con capacidades diferentes, a su padre y a su padrino, camino que pasaron en su gran mayoría bajo la lluvia, pero que disfrutaron igualmente.

La noche anterior se hospedaron en las instalaciones que la Asociación Peregrinos a Guadalupe tiene en Talavera, y fue su presidente, Diego Hernández, quien les ayudó a preparar el camino, los kilómetros a realizar en cada etapa y los alojamientos en los diferentes lugares de llegada. Ayer, en Calera, fueron recibidos por Antonio y María, vecinos del  municipio que les abrieron las puertas de su casa.

Los tres peregrinos malagueños y sus acompañantes fueron recibidos además por vecinos de Alberche a su paso por el municipio, y en Calera igualmente les esperaban representantes municipales para darles la bienvenida. «No tenemos palabras para describir este recibimiento desde ayer en Talavera, estamos estupefactos», asegura el padre.

Álvaro, con unas capacidades «que ni te imaginas», su padre y su padrino realizan esta última parte del Camino Real a Guadalupe en clave cristiana. «Somos una familia cristiana y traemos muchas peticiones para la Virgen, rezamos por unos, luego por otros y llegaremos a Guadalupe ayudados por todos».

Asociación peregrinos. Desde la asociación Peregrinos a Guadalupe, de Talavera, han procurado el mejor Camino hasta la población cacereña, donde el próximo martes, 22 de junio, serán recibidos por el arzobispo de Toledo, monseñor Francisco Cerro, en la misa del Peregrino, a las 12 horas de la mañana.

Ildefonso agradece al colectivo talaverano su trabajo previo para que ellos tengan el mejor camino. «Es una asociación magnífica, se lo han trabajado mucho», indicó a La  Tribuna.

Desde Málaga, donde residen, conocieron el Camino Real, potenciado en los últimos años, gracias a un familiar, periodista. Él fue quien les animó a conocer a la Virgen y el magnífico trayecto hacia ella, después de realizar el pasado año el Camino a Santiago, lo que recuerdan como una experiencia extraordinaria que llegó incluso hasta el  Papa Francisco.

Álvaro Calvente nació hace 15 años con una discapacidad intelectual a causa del síndrome de syngap, pero cuenta con «otras altísimas capacidades», como subraya su padre, quien explica que su hijo les ha enseñado, por ejemplo, «que no hay nada imposible y que Dios siempre va por delante».

Todas y cada una de las aventuras de este Camino se podrán seguir a través de las redes sociales, ya que este joven peregrino lo cuenta todo en su perfil de Twitter (@CaminodeAlvaro), donde además de sus experiencias recoge peticiones que sus seguidores le han hecho llegar con el hashtag #AGuadalupelepido, y que el malagueño lleva escritas en dos cuadernos que depositará ante la imagen de la ‘Morenita de las Villuercas’.