Polémica en El Viso por la tradición del muñeco del Judas

J.M.
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El Ayuntamiento replica unas palabras del párroco durante la misa del Domingo de Ramos. «Nos sentimos, como pueblo, atacados», afirma

Polémica en El Viso por la tradición del muñeco del Judas

El Ayuntamiento de El Viso de San Juan publicó ayer por la mañana un comunicado sobre la tradición del muñeco del Judas tras las palabras del párroco durante la misa del Domingo de Ramos. «La posición  de este ayuntamiento es de la defensa férrea y sin tapujos de nuestras tradiciones locales, tengan que ver con la Iglesia o no», subrayaba en los medios de difusión propios. Llovía sobre mojado porque unos días antes el Consistorio había detallado en otro mensaje esta tradición frente a cierta oposición en el municipio.

«Nos sentimos, como pueblo, atacados, por comparar nuestra festividad del muñeco Judas ( que se celebra en más municipios de España ) con episodios violentos actuales. Esta festividad no es violencia, representa una alegoría del mal que se destruye con el fin de dar entrada a lo bueno», explicaba ayer el Consistorio.

El Ayuntamiento aprovechó para la defensa de las tradiciones locales: «Los alcaldes, concejales y curas estamos de paso, pero el pueblo y su identidad permanecerán siempre, y es por lo que luchamos muchos vecinos de este municipio».

Este diario intentó ayer, sin éxito, ponerse en contacto con el alcalde, José Manuel Silgo. El Ayuntamiento había publicado también el día 7 una explicación detallada de la tradición por la polémica de años anteriores entre los vecinos. Así, señalaba que  el origen de esta manifestación del Domingo de Resurrección es de origen pagano y no cuenta, hoy en día, con el beneplácito de la Iglesia.

El muñeco se cuelga en lo alto de la torre de la iglesia de Santa María Magdalena. «Hasta no hace muchos años, lo organizaban un grupo de 'mayordomos', el cual se componía de cuatro jóvenes, normalmente por dos mujeres y dos hombres, que eran los encargados, entre otras cosas, de elaborar el muñeco», indicaba sobre una fiesta originada probablemente en el municipio en el siglo XVIII.

Por la noche, se repican las campanas y tiran pólvora hasta el momento del encuentro entre el Cristo Resucitado y la Virgen María durante la procesión. Los niños y jóvenes destruyen el muñeco.

«Queremos hacer un llamamiento de unión a nuestras tradiciones, queremos hacer que la gente nueva del pueblo las entiendan y se unan o, por lo menos, las respeten y, sobre todo, proponemos despolitizarlas para que todos nos hagamos partícipes de ellas y así protegerlas de una manera más eficaz», expresaba el mensaje del día 7.