Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Sánchez y el 'cambio' de Lampedusa

30/10/2021

A veces, miras a tu alrededor y sientes una especie de vértigo. Piensas que te encuentras ante una 'revolución pospandémica' que te es difícil de entender y de aprehender en todas sus dimensiones. Dicen que cambian desde la factura de la luz hasta el Bachillerato, pasando por las normas laborales; muchas cosas, quizá demasiadas. ¿Es la 'tercera transición' de Pedro Sánchez? No hay para tanto. Es la contradicción permanente del poder lo que nos desconcierta a quienes, siendo sociedad civil pura y dura, o sea, los condenados a ser meros mirones, no estamos cerca del timón loco del Gobierno, de la oposición, de las instituciones.

Por ejemplo, la creo que inminente reforma del Consejo del Poder Judicial va a mostrar que algo, bastante, cambia. Pero 'lampedusianamente'. Es decir, para que, en el fondo, casi todo siga igual. Sí, porque todos creen que el pacto sobre la renovación del gobierno de los jueces entre el PSOE -con Podemos al margen_y el Partido Popular, ahora agobiado por los escándalos del pasado, va a ser un hecho pronto. Ni Bruselas ni el engranaje de las instituciones podrían permitir otra cosa.

Un magistrado amigo y muy bien situado decía que incluso en 'algún puente' entre noviembre y diciembre saltaría la libre del acuerdo sobre el CGPJ, basado en lo mismo que la 'renovación', tan mejorable y cuestionable, del Tribunal Constitucional: un pacto político entre partidos, no un cambio en los planeamientos de fondo. Los jueces 'políticos' seguirán siendo elegidos en gran parte por las fuerzas políticas, que todo lo invaden. No por los propios jueces. Lo cual tiene, claro, inconvenientes y ventajas, como casi todo en la vida.

Pero sí, todo indica que habrá acuerdo. ¿No lo aventurábamos ya la pasada semana en lo tocante a la 'reforma de la reforma' laboral, cuando los titulares aún se complacían en las divergencias entre Yolanda Díaz y Calviño, entre la propia Díaz y Pedro Sánchez? Pues nada: tormenta en vaso de agua, y eso que a veces cuesta más poner paz entre dos vicepresidentas, 'pesos pesados' del mismo Ejecutivo -que se lo digan a Rajoy con Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal_, que entre Sánchez y Pablo Casado, que es algo que hemos de ver un día de estos en la escalinata de La Moncloa. Porque ahora mismo nada importa más a todos -bueno, a todos los que están manejando algún timón de poder_ que mantener el 'statu quo' hasta 2023. Hasta las encuestas se lo recomiendan incluso al hombre que tiene su despacho -¿hasta cuándo?-- en la calle Génova.

O sea, que de reformas de calado, poco, si bien se mira. Ya puede Alberto Garzón ensayar juegos con el consumo de carne, de helados o de 'chuches', o Belarra e Irene Montero tratar de escalar a los titulares con alguna ocurrencia de género o disparando dardos contra los jueces del Supremo a cuenta de un tal Alberto Rodríguez: eso son distracciones. Lo sustancial es mantener el juego de tronos hasta dentro de dos años, que mire usted lo que ha pasado en Portugal. Así que dé usted por aprobados los Presupuestos de Sánchez, se pongan como se pongan verbalmente Esquerra y el PNV, que son los que más necesitan que en el Estado no haya vuelcos importantes y que Sánchez, o hasta Yolanda Díaz si todo se pone patas arriba, sigan sustentando el Gobierno central desde una izquierda 'manejable'.

Sí, apueste usted por un relevo 'de los de siempre' en el Consejo del Poder Judicial y por unos Presupuestos que serán más o menos realistas, pero que al menos serán. Los cambios de verdad, como la lava de los volcanes, estallarán cuando menos, y los contradictorios poderes actuales menos que nadie, lo piensen. Y es que ya digo: es, al final, esa sociedad civil, hoy muda y como ausente, a la que nadie presta atención, pero harta de subidas de la luz y de los precios, de opacidades oficiales y de explicaciones insuficientes, la que propicia los grandes movimientos y las grandes movidas. Tal vez no haya que aguardar hasta 2023 para comprobar que movimientos telúricos haberlos, haylos, quién sabe