A quién le importa lo que yo haga. A quién le importa lo que yo diga. El socialista Tezanos es así y así seguirá. Nunca cambiará. Ni una guerra a las puertas de Europa, ni una escalada de precios que nos hace a todos más pobres, ni tampoco una huelga de transportistas que se empieza a notar ya en las estanterías de los supermercados. El director del CIS nos vuelve a colocar una encuesta en un mes de marzo en el que lo que menos preocupa es quién sube o quién baja en intención de voto, cocina mediante de un sociólogo con nula credibilidad.
No hace falta que te pongas en el lugar de nadie. La experiencia individual se ha convertido en el mejor termómetro de lo que está pasando ahí fuera, donde ir a llenar el depósito de tu coche se ha convertido en un ejercicio heroico. Te levantas por la mañana -o como se llame- para ir a trabajar y no tienes alternativas que te lleven a la oficina en transporte público. Montas en el coche y el propio turismo ya te empieza a hacer acoso laboral. El vehículo, el surtidor y, si me apuras, el gasolinero -¡qué culpa tendrá!- se han convertido en una amenaza tan acuciante como el jefe más déspota del trabajo. Por lo mismo que pagabas menos de 50 euros hace cuatro meses, ahora no lo haces con 75 euros. Pero lo interesante para Tezanos es que, sin elecciones a la vista, el PSOE se afianza en el primer puesto de la tabla, mientras también suben PP y Vox, baja Podemos y Ciudadanos se hunde hasta rozar la más absoluta irrelevancia.
El CIS, como brazo ejecutor del Gobierno de Sánchez, siempre al cabo de los problemas de la calle aportando soluciones. Francia anuncia un descuento de 15 céntimos por litro en los carburantes; Portugal confirma un ajuste del impuesto sobre los combustibles; Rumanía congela el precio de la luz y el gas durante un año, tanto para empresas como particulares y Bélgica reduce los impuestos especiales de los combustibles. ¿Y en España qué? Se puede esperar y, por si hay que entretenerse en algo, el PSOE sigue en cabeza y el PP de Feijóo va algo mejor que el PP de Casado. Todos tranquilos.
No es de hoy ni de ayer. Muchos camioneros autónomos, en determinados momentos y dependiendo de factores diversos, trabajan a pérdidas. Con los carburantes disparados se ha convertido casi en decreto ley. Además de identificar al conjunto de los que paran con los violentos -a los que ampara la ley aprobada por este mismo Gobierno-, además de señalar que es un movimiento auspiciado por la ultraderecha, es decir, por Vox, ¿qué más se puede hacer? Un CIS en medio del barro. El trabajo de muchos transportistas no cubre los gastos, la protesta empieza a provocar problemas en los supermercados, pero no ha de cundir el pánico porque el CIS nos ha contado que ha modificado su modelo de cálculo después de sus sonados fracasos en Castilla y León, en Madrid, en Andalucía y allá donde Tezanos haya metido -con ninguna buena intención- sus manipuladoras manos.
La España real vuelve a chocar de lleno con aquella que se quieren inventar gracias al relato que ofrecen aquellos organismos públicos teledirigidos desde Moncloa. El CIS es elemento más escandaloso y, como por algo hay que empezar, que nos digan cuánto cuesta mantener este centro demoscópico. No sólo lo que se lleva Tezanos, que no se lo gana. Con tantos errores, en cualquier empresa estaría en la calle. Que nos digan la millonada e inmediatamente después te expliquen que todavía no pueden bajar el precio de la gasolina y el diésel a la espera de lo que nos cuenten desde Europa. Pero el PSOE sigue en cabeza.