La crítica -
Por Juana Samanes
Cierre de la adaptación cinematográfica de la saga literaria conocida como “La Trilogía del Baztán”, escrita por Dolores Redondo, una escritora vasca asentada en Cintruénigo, un pueblo navarro al sur de la provincia, y alejado del escenario donde ha situado sus famosas novelas. Se estrena en exclusiva en la plataforma Netflix (24 de julio), puesto que se trata de una de las películas que debieran haber llegado esta primavera a las salas de cine, cerradas por La Covid 19.
Continuación de El guardián invisible (la mejor de las tres) y Legado en los huesos, vuelve a tener como protagonista a la inspectora de policía Amaia Salazar. La acción transcurre unos meses después de que ésta se enfrentará a su madre, una peligrosa mujer finalmente ingresada en un psiquiátrico. Aunque tanto el juez como la Guardia Civil han dado por cerrado el caso, Amaia no se siente segura. La muerte súbita de una niña en la zona le lleva a investigar otros fallecimientos ocurridos en extrañas circunstancias.
Más acertada que la segunda entrega, que era una especie de “totum revolutum” donde magia, morbosidad y presuntas leyendas ancestrales me mezclaban de forma caótica, se intuye que al tratarse del final de la trilogía al guionista Luiso Berdejo le ha sido más fácil escribirla en imágenes. Además, como es la conclusión, la trama se enreda algo más y depara alguna sorpresa argumental. En su contra tiene, como ocurría en Legado en los huesos, que el suspense no posee demasiado fuelle y no existe demasiada tensión, a pesar de que se trata de un ambiciosa producción española cuyo rodaje ha discurrido en localizaciones diversas en Navarra, Cataluña, Huesca y Madrid, que ha contado con el trabajo de 200 técnicos y más de 100 actores, algunos tan famosos como Marta Etura, Leonardo Sbaraglia, Alvaro Cervantes o Imanol Arias.
Fernando González Molina, al igual que en Palmeras en la nieve (también adaptación de un best seller literario) vuelve a hacer un trabajo artesanal correcto, sin demasiadas originalidades, que se beneficia de un entorno natural precioso, como es el valle del Baztán y el pueblo de Elizondo, surcado por un rio y plagado de bellas casonas que, gracias a las novelas se ha convertido en un enclave turístico. Lo peor de estas novelas negras, y de sus traslaciones cinematográficas, sigue siendo la simplicidad en la descripción de los personajes; ya que salvo el de Amaia Salazar, interpretada convincentemente por Marta Etura, no acaban de estar bien desarrollados. Sin embargo, sin querer hacer spoiler, en esta entrega asombra el giro sentimental que experimenta este personaje, aparentemente sin mucha justificación.