¿Jaque mate a Netanyahu?

?M.R.Y (SPC)
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La dura ofensiva sobre Gaza podría costarle el puesto a un primer ministro señalado por la Justicia, con la población israelí cada vez más hastiada y unos aliados que empiezan a dudar

¿Jaque mate a Netanyahu? - Foto: RONEN ZVULUN / POOL

Es el primer ministro que más tiempo ha gobernado Israel desde su creación hace 75 años. Y también el que más controversias ha protagonizado, con numerosos frentes judiciales en su contra, polémicas leyes aprobadas para su propio beneficio y duras actuaciones sobre sus vecinos palestinos, con un levantamiento récord de asentamientos en la Cisjodania ocupada y violentas operaciones sobre la Franja de Gaza. Benjamin Netanyahu es el dueño y señor de un territorio al que ha obligado a ir a elecciones hasta cuatro veces en dos años hasta conseguir volver a ponerse al frente de un Ejecutivo que ahora está en el punto de mira.

Conseguir una victoria que «ni él mismo esperaba», según los expertos, «le hizo perder el contacto con la realidad». «Pensó que sería inmune y que podría hacer lo que quisiera», apuntó, por su lado, su exasesor Aviv Bushinky. Y nada más lejos de la realidad. Su mandato ya comenzó movido, con masivas protestas contra la reforma judicial que auspició para librarse de sentarse en el banquillo y que llegó a tambalear a su Gobierno. Pero todo aquello quedó en un segundo plano cuando llegó la gran masacre del pasado 7 de octubre, los ataques terroristas de Hamás que mataron a más de 1.200 personas en suelo hebreo y que se han convertido en la mayor matanza de judíos desde el Holocausto. Y en uno de los mayores fracasos de la Inteligencia israelí y de sus gobernantes.

Para tratar de resarcirse de este tremendo error de seguridad, el Gobierno no dudó en lanzar una operación inmediata sobre Gaza, con el objetivo de «derrocar a Hamás». Una ofensiva por mar, tierra y aire sin precedentes. Sin embargo, más de cuatro meses después, el grupo islamista continúa, no solo en activo, sino también atacando posiciones militares hebreas y con cientos de rehenes en su poder que son su as bajo la manga para tratar de entablar cualquier tipo de negociación para acabar con este conflicto. Y no solo no ha triunfado en su empresa de «acabar por completo con los terroristas». En este tiempo, casi 30.000 palestinos han muerto por los ataques hebreos -en su mayoría niños y mujeres-, más de un millón de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y refugiarse en el sur del enclave tras ver  cómo sus hogares quedaban completamente destruidos, las enfermedades y la hambruna pueden ampliar considerablemente el número de fallecidos... Y Occidente, fiel aliado de Tel Aviv, comienza a cansarse de esta situación, mientras en las calles de Israel cada vez son más las voces que exigen la marcha del hasta ahora todopoderoso Netanyahu.

Petición de elecciones

Las protestas de los familiares de los rehenes de Hamás, que han llegado a acampar ante las puertas de la segunda residencia del premier, han sucedido a las masivas manifestaciones contra la reforma judicial que se prolongaron desde enero hasta octubre de 2023, justo al comenzar la guerra. En ambas coinciden las críticas a la gestión política del mandatario, la reclamación de una renuncia y la exigencia de unas nuevas elecciones.

De hecho, más de un 69 por ciento de los israelíes quiere volver a las urnas en cuanto se firme un alto el fuego duradero, según varios sondeos. Y en el caso de que se tuvieran que celebrar comicios, el dirigente sería condenado al ostracismo. La oposición a la coalición de Gobierno, en virtud de las encuestas, sacaría una ventaja de 28 escaños -una mayoría aplastante de 74 diputados en un Parlamento de 110- a un primer ministro que no supera los 30 puntos de aprobación. Consciente de ello, no dudó en presentar una moción de censura que Netanyahu superó. Antes de que sus socios de ultraderecha hayan puesto en duda sus actuaciones, por lo que, en caso de una segunda moción, tal vez pueda caer el Ejecutivo.

A esto hay que sumar que los aliados de Israel empiezan a cuestionar la ofensiva sobre Gaza, como la recién iniciada operación sobre Rafa. Algunos han llegado a calificar al premier como «la barricada a la paz» al negarse a negociar lo que todos piden: una solución de dos Estados. 

Por el momento, la guerra se antoja larga. El propio Netanyahu ha anticipado que «durará varios meses» porque el objetivo es «acabar con Hamás» de manera definitiva, a cualquier precio, terminando con su poder en Gaza e imponiendo un poder transitorio sobre la Franja del que no ha desvelado muchos detalles. Algunos temen que busque anexionarse el enclave, otros ven que la desmesurada venganza por el ataque del 7 de octubre tiene el claro objetivo de tapar sus errores. Pero la mayoría entiende que más pronto que tarde, Netanyahu podría acabar cayendo en una jugada que no controle y pierda la partida.