La revista, del esplendor al ostracismo

SPC-Agencias
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Este género tan patrio tuvo su momento de gloria en los años 50, con 'reinas' de la escena como Celia Gámez o Marujita Díaz, hasta que vino su declive a partir de los 70 y su casi desaparición en pleno siglo XXI

La actriz hispano-argentina Celia Gámez y otros actores en la exitosa ‘Las Leandras’. - Foto: EFE

La revista fue el gran género musical de mediados del siglo pasado, un espectáculo que marcó a varias generaciones de españoles con su puesta en escena, su baile y sus particulares escenas humorísticas. Sin embargo, pasadas esas fabulosas décadas, la revista cayó en desuso en el último cuarto de siglo hasta convertirse, ya en pleno siglo XXI en un subgénero casi denostado.

Así, este musical tan español pasó de ser espejo de una época a un «juguete cómico lírico», y de ahí a ser prácticamente desconocido para las nuevas generaciones, denuncia Juan José Montijano, experto en teatro y autor de Historia de la revista (Almuzara).

«En sus comienzos, el término revista aludía a poner en escena aquellos acontecimientos que habían sido noticia a lo largo del año», una revista de actualidad en versión teatral, detalla Montijano.

La reina absoluta de la revista fue Celia Gámez, una joven argentina de origen malagueño que despuntaba en el escenario con su desparpajo y su atrevida furia.

Pero no fue la única, en este género dieron sus primeros pasos, entre otros, Marujita Díaz, Rafaela Aparicio, Concha Velasco, Lina Morgan, Tony Leblanc, e incluso Fernando Fernán-Gómez y el expresidente del grupo Planeta, José Manuel Lara. Sin embargo, a finales de los 70 y 80 pasó a convertirse en un género menor y en el nuevo siglo tan solo se producen espectáculos de manera local como variedades arrevistadas.

Pero el recorrido por este flamante musical arranca en 1864, fecha en la que data su primer estreno. Desde entonces, su trayectoria abarca desde su llegada a España como una especie de mezcla entre la revista internacional y la comedia musical, su evolución en la Guerra Civil, la posterior censura y los años del destape.

Fue a finales de los 70 y principios de los 80 cuando «una serie de intelectuales pseudoprogresistas intentaron desacreditar el género», alegando que era «machista y estaba vinculado al franquismo. Nada más lejos de la realidad», aduce el autor en su defensa.

De hecho, Montijano califica la revista como el género reivindicativo por excelencia, «se ha metido siempre con el régimen imperante, siempre ha reflejado la situación social y política. Convivió con la República, con la monarquía, con la Guerra Civil, con la posguerra, con la Transición y la democracia y supo reflejar a la mujer como figura independiente», señala el filólogo.

La estrella

Durante los años dorados de la revista, la vedete por excelencia fue Celia Gámez (1905-1992, Buenos Aires-Argentina), que acabó siendo una estrella en Europa casi por casualidad. La historia de la hispano-argentina se remonta a un viaje que realizó a España para cobrar una herencia y en su viaje en tren de Madrid a Málaga la escucharon cantar y un representante musical que la oyó decidió contratarla.

«Celia marca un antes y un después en el teatro español. Fue la primera empresaria de teatro de revista, abre camino a mujeres como Lina Morgan», y a la vez marca directrices en el libreto, la coreografía, la música y el vestuario. «Hasta entonces ninguna mujer lo había hecho», relata Montijano.

«Era la artista por excelencia. Adaptó los libretos a la forma de hacer teatro en América y eso se traslada a la mentalidad española con el primer título La cenicienta del Palace», un hito para las mujeres.

«Celia se convierte en una generadora de tendencias, la primera que utilizó medias de cristal en el escenario», la primera que se travistió de hombre y la que incorporó la figura del boy, del bailarín masculino.

Viajera incansable, actualizaba cada espectáculo con lo que veía en Londres o París. «Aquí siempre se ha identificado el término vedete al ámbito femenino, sin embargo, fuera de nuestras fronteras también se aplicaba al hombre. Maurice Chevalier fue un grandísimo vedete, en el sentido de que era el protagonista absoluto del espectáculo», describe el autor. Al que habría que añadir figuras de la talla de José Bódalo, Alfonso del Rea, Quique Camoiras o Tony Leblanc».

Otros muchos, nunca quisieron reconocer «que trabajaron en revista y es una pena porque era el género más difícil». El cambio en los gustos del público, la manera de presentar los espectáculos y el avance en los medios son las razones principales por los que la revista ha pasado a ser un género en extinción.

«Los jóvenes no saben ni lo que es», concluye con cierta nostalgia Montijano.