Tres Rojas reciben en Farcama

C. M.
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>En el Alcázar. El creador toledano exhibe, en esta feria, tres piezas de su Apostolado. Las esculturas de Simón, Santiago y Andrés serán las encargadas de abrir una cita que, por ello, se tiñe de Greco.

Tres Rojas reciben en Farcama

Enriquecer el contenido de Farcama y ofrecer otras formas de creación a quien lo desee. Tres esculturas de Paco Rojas harán las veces de anfitrión recibiendo a los visitantes de la mejor manera posible. Mostrando una representación de su personal Apostolado en las figuras de Simón, Santiago (Tiago Me) y Andrés. Y es que participa el creador toledano en el encuentro artesano a través de un trabajo que, claro está, es un serio y sincero homenaje al Greco que ya mostró en las Cuevas de Hércules y que, ahora, regresan al ámbito público «hechas de nuevo y repasadas».

Lo hace en el exterior del Alcázar, edificio que «es un lugar tan bueno y digno como otros cualquiera». Por ello, y sin otorgar ningún significado ajeno al de ser mero contenedor, Rojas habla desde la naturalidad de un espacio «que no tiene ni condicionantes a favor ni en contra».

A petición del arquitecto encargado del nuevo diseño del evento, el autor de este recuerdo ofrece la posibilidad de contemplar «la primera producción de las 12 piezas» nacida al amparo de una reinterpretación sustentada -nada es por casualidad ni en su obra ni en su proceder- en el idea de que el Greco se refirió al conjunto «a modo de Última Cena».

Percepción que se convierte en real y certera ante tres obras -de 2,70 de altura- realizadas en acero corten y vinculadas indispensablemente a una forma de hacer: el ensamblaje. Surgida a partir de una línea de trabajo e investigación fijada en la construcción-reutilización-reinvención.

 Continúa, este proyecto que acabará teniendo su imagen conjunta, evolucionado en torno a la investigación de las inclinaciones de los doce componentes de la serie El Apostolado, adelantando Rojas la idea de marcar la izquierda en seis personajes y, por supuesto, decidirse por la derecha en los seis restantes. Pretende confirmar, con ello, el concepto elegido por el pintor cretense a la hora de crear este reconocido y aclamado conjunto.

De momento, y a la espera de que el proyecto acabe definiéndose en todas sus versiones y variantes, Paco Rojas ya ha probado una suerte de montaje frente al Museo del Greco en el que ha medido las distancias, perspectivas, ritmos y posibilidades de una composición que, asegura, quiere donar a la ciudad de Toledo.

No existe mejor emplazamiento, para llevar a cabo su plan, que la entrada de un Museo que conserva y enseña las grandes piezas del Greco, razón por la que el autor lleva meses articulando la mejor de las instalaciones. De momento, y hasta nuevo aviso, inicia camino en una feria muy visitada que se estrena, por primera vez, en un escenario que genera sensaciones encontradas. No lo son para quien sólo desea mostrar un pálpito casi eterno hacia quien considera es «el pintor que con más trascendencia ha representado a Toledo».

Recordar, a modo de desenlace, que ya en el año 68 Paco Rojas realizó un torso en bronce perteneciente a un conjunto ciertamente manierista. Sin olvidarlo, y aprovechando tiempos teñidos de Greco, configura el toledano una serie en el que los elementos integrantes «ascienden hacia el cielo» sin dejar pasar, eso sí, el esencial sostén del suelo firme.