El inframundo griego más allá del Tártaro

I.P.Nova / Toledo
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Todas las culturas y religiones dibujan el más allá enfocándolo a diferentes interpretaciones. Ayer, la Biblioteca Regional explicó hacia dónde lleva la muerte en la de la cultura Griega.

 
«Desde que el hombre es hombre se ha preguntado qué pasa después de la muerte. Desde los griegos hasta nosotros cristianos, aunque experimentemos pequeños matices (como ser politeístas o monoteístas) se ha creído en el infierno y en el paraíso». Abría así las ‘puertas del infierno griego’ la filóloga María Santamaría ayer en la Biblioteca regional dentro del ciclo de conferencias ‘Mitología y Teatro clásico’ que se desarrollan en el Alcázar toledano a cargo de la asociación Amigos del Rojas. 
Explicaba la experta, en este viaje ‘pactado’ al inframundo griego, que en el interior de esta cultura se descubrían distintos reinos. Los Campos Elíseos, las Islas de los Bienaventurados, la morada de los muertos (que suele recibir el nombre de Hades) o el Tártaro son algunas de las ‘fases’ de un inframundo complejo y difícil de entender para la cultura judeocristiana pero que tiene en su interior la base de las religiones occidentales. 
«Los griegos vivían las correcciones desde otras perspectivas y creían que se castigaba al infringir la ‘ley natural’ una vez muerto siendo enviados al Tártaro», explica, recordando que esta considera como ‘ley natural’ hacía referencia a matar a un padre o cometer incesto o llevar a cabo un pecado de hibris. «La concepción de la hibris se compara con una falta determina de la moral griega. Se debe seguir la moral de la mesura, la moderación y la sobriedad», argumenta.
Entre los ejemplos de lo que se consideraban unos castigos en el Tártaro, la experta filóloga destacó el que recibieron las 49 hijas de Dánao llamadas comúnmente Danaides. «Dánao y su hermano Egipto enviaron a casar a sus cincuenta hijos con sus cincuenta primas, sellando así la paz entre hermanos. Sin embargo, Dánao encargó a sus cincuenta hijas la misión de llevar una daga la noche de bodas y asesinar a sus respectivos esposos. Las danaides fueron condenadas a rellenar eternamente un barril sin fondo en el inframundo», relata Santamaría que, con este ejemplo, recuerda cómo el infierno griego no se basa en «latigazos y fuego» sino en grandes castigos enfocados más a la penitencia eterna. 
El ciclo se desarrollará hasta marzo y continuará en semanas próximas hablando de otros aspectos de la mitología griega con el objetivo de que, todos aquellos que formen parte del público, sean capaces de configurar una idea general de la cultura que creó la base de la occidental. «Cuando se acude al museo aparecen muchos símbolos de la mitología que nos son difíciles de descifrar. Con estos encuentros intentamos que el público conozca el por qué. Intentamos acercar una especie de iconografía. Sabiendo micología se puede disfrutar de cualquier museo en base a esas referencias».