Los jóvenes toman el silencio

Daniel Pérez
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El Cristo del Mar todavía no cuenta con hermandad propia y, en la actualidad, es la Junta de Hermandades y Cofradías de la ciudad la encargada de impulsar el proyecto que aspira a constituirse con autonomía para aglutinar a los jóvenes cofrades

Los jóvenes cofrades, como es tradición, portaron al Cristo del Mar - Foto: Peña

Tras la jornada del Domingo de Ramos, Talavera salió a la calle en la noche del lunes para procesionar por algunas de las calles más céntricas del Casco Antiguo de la ciudad el Cristo del Mar. Los jóvenes cofrades, como es habitual, cargaron el peso de la imagen de Jesús crucificado a sus hombros y lo pasearon ante cientos de curiosos con su movimiento característico.

Minutos antes de comenzar la procesión, los cofrades miraban al cielo con cierto respeto, y es que,  a pesar de que las previsiones meteorológicas no anunciaban lluvia, el viento hizo acto de presencia y el cielo se nubló amenazando a todos los asistentes con descargar agua. Sin embargo, este amago no amedrentó a los feligreses que acudieron dispuestos a acompañar a su Cristo del Mar en un trayecto de lo más emotivo.

La salida desde la capilla de los Ruiz de Luna de Santa María La Mayor (La Colegial) se produjo antes de lo esperado. El Vía Crucis comenzó con quince minutos de adelanto sobre el horario previsto y muchos fieles se incorporaron al trayecto en la segunda estación. El silencio entre los devotos era total y solamente sonaba la música que acompañaba al paso y a todo su séquito.

Desde la plaza del Pan, la imagen transcurrió por la plaza Padre Juan de Mariana, la calle Palenque, la Corredera del Cristo y el Arco de San Pedro, para finalmente retornar a la plaza del Pan y entrar en el templo del lugar de partida.

Esta imagen de Jesús crucificado, que todavía no cuenta con hermandad propia y en la actualidad es la Junta de Hermandades y Cofradías de Talavera la impulsora del proyecto que aspira a formarse, es portada a hombros por jóvenes de las once cofradías talaveranas que cuando cae la noche inician el rezo del Vía Crucis en uno de los momentos más importantes para los ieles.

El Cristo del Mar fue  restaurado en 2011 por Javier Ruilópez García y es la talla más antigua que procesiona en Semana Santa en la ciudad. El crucificado procesiona sobre unas andas de madera y cerámica con varales exteriores y que durante décadas sirvieron a la Cruz de los Alfareros.  

El recorrido por los azulejos de cerámica con las Estaciones del Vía Crucis por las calles del Casco Antiguo convierten  a esta reciente iniciativa en un homenaje a los ceramistas y a la tradición alfarera de la ciudad. Ruiz de Luna toma protagonismo en las andas, que llevan su firma y pincel, al igual que el cristo, que una vez al año ve la luz de la noche local en una procesión en la que los jóvenes cogen las riendas de la Semana Santa.

Silencio. El respeto durante la procesión del Cristo del Mar fue la tónica dominante de un Vía Crucis en el que los cofrades más jóvenes dieron un paso hacia adelante en la Semana Santa de Talavera demostrando que la Pasión cuenta cada vez con más adeptos.

El silencio y el movimiento de los portadores del paso guiaron el camino del Vía Crucis por algunas de las calles más emblemáticas del Casco Histórico de la ciudad. La plaza del Pan volvió a reunir a cientos de personas para ver la salida y la llegada de una procesión en con mucha juventud.