Dos golpes de efecto al recién estrenado Gobierno en solo unas horas. Tras la renuncia ayer del ministro de Cultura, Màxim Huerta, al desvelarse que había sido condenado por un fraude fiscal, un nuevo escándalo saltaba a la luz pública ayer relativo a otro miembro del Gabinete de Pedro Sánchez: la imputación del titular de Agricultura, Luis Planas, en un caso de robo de agua en Doñana. 
Una noticia ante la que el PP no tardó en reaccionar, exigiendo la dimisión del jefe del Ejecutivo en caso de que no obligue a marcharse a Planas. Así lo reclamó Teodoro García Egea, portavoz adjunto del Grupo conservador en el Congreso de los Diputados. «Hoy sabemos que Sánchez nombró a Luis Planas ministro de Agricultura estando imputado. Solo hay una salida: debe dimitir y Sánchez dar explicaciones», aseveró. 
El PP apela a unas palabras del propio presidente del Gobierno, que en un mensaje en las redes sociales publicado en agosto de 2016 aseguró: «No incluimos imputados en listas. Nuestro código ético y el convenio con Transparencia Internacional lo impiden».

Mientras, Planas defendió su inocencia en el asunto. «Ya di mi versión, y ni yo era competente, ni he tenido intervención alguna ni tenía conocimiento», señaló en la sede de la cartera de la que es titular, con motivo de una reunión con los consejeros autonómicos del ramo para hablar de agricultura y pesca. 

Por su parte, la Fiscalía de Medio Ambiente de Huelva anunció su intención de no acusar al ministro de Agricultura, al no apreciar indicios de delito en su actuación.