Pasión por septiembre

J. G.
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El Cristo de la Misericordia, soberbia talla del s. XVII, bendijo ayer las calles de la feligresía de Santa Leocadia

Santo Domingo el Antiguo, parada tradicional del Cristo de la Misericordia. - Foto: Javier Pozo

Un domingo antes de lo previsto para no coincidir el próximo fin de semana con el XXVII Encuentro Nacional de Cofradías Penitenciales, los hermanos del Cristo de la Misericordia celebraron ayer su fiesta principal de instituto con la liturgia a cargo de Emilio Tacero, párroco de Santa Leocadia, y la íntima procesión con el crucificado por las calles aledañas a su sede canónica.

La feligresía de Santa Leocadia volvió a respaldar un año más al cortejo que como es tradición realizó una primera parada en Santo Domingo el Antiguo, donde la cofradía fue recibida por los rezos de la comunidad de religiosas cistercienses, que por instantes abandonaron la clausura para postrarse ante el Cristo de la Misericordia, una talla soberbia en madera policromada de la escuela castellana.

Una representación de la Cofradía del Cristo de la Espina de Talavera de la Reina participó en los actos, al igual que los directivos de la Hermandad de la Misericordia asisten a los cultos y procesión del Miércoles Santo de la hermandad talaverana, con la que mantienen estrechos lazos de unión.

La próxima cita con el Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Caridad será el Viernes Santo de 2015, cuando la corporación que preside Pablo Garcés Granero haga su anual Estación de Penitencia por las calles del Casco Histórico.

Bodas de plata. La hermandad ha celebrado este año los 25 años de la refundación con una serie de actos extraordinarios, como el Vía Crucis de Semana Santa por las naves de la Catedral Primada la pasada Cuaresma. Un acto cargado de recogimiento. La cofradía cuenta en sus archivos con un primer documento, las ordenanzas, aprobadas en 1656 por el cardenal y arzobispo Baltasar de Moscoso y Sandoval.