Pedro de Mena y Toledo

Juan Nicolau
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El genial escultor granadino será homenajeado en Málaga a comienzos delpróximo año. Fue maestro mayor de escultura de la Catedral de Toledo y el convento de las Benedictinas de la ciudad alberga un sensacional boceto suyo

Pedro de Mena y Toledo - Foto: Yolanda Lancha

A comienzos del próximo año se inaugurará en la ciudad de Málaga una magna exposición dedicada al escultor Pedro de Mena. Todas sus grandes obras conservadas estarán allí presentes como homenaje nacional a su excepcional personalidad. Por ello, comenzamos esta nueva etapa de intervención en La Tribuna con este artículo que sirva de particular homenaje a una de las más grandes personalidades del arte español. No en vano aquí, en Toledo, se conserva una de sus obras mas geniales.

Hasta hace relativamente poco tiempo la escultura era considerada en España como la cenicienta de las Bellas Artes. Hoy, sin embargo, los criterios han cambiado y toda una generación de jóvenes investigadores están estudiando el tema, ayudados por la fotografía, cada día de mayor precisión.

Nuestra escultura tendió casi siempre a un realismo en ocasiones descarnado que dista bastante del contenido lenguaje escultórico italiano considerado durante siglos como el modelo a seguir. Este realismo se acentuará en la etapa del barroco, a lo largo de los siglos XVII y XVIII. Entre los muchos escultores españoles del barroco destacará el granadino Pedro de Mena, nacido en esta ciudad en 1628. Nadie como él sabrá expresar los estados de ánimo que el sentimiento religioso hace aflorar al rostro de los santos místicos y ascetas. En algunos de ellos las carnes febriles, consumidas por la penitencia, dejarán entrever la osamenta que los mantiene. Por otra parte su técnica es tan apurada que en el tratamiento de las telas conseguirá adelgazarlas hasta extremos que no superaran el grosor de las telas reales. 

Hijo del escultor, también granadino, Alonso de Mena, con él aprenderá los rudimentos del oficio. Sin embargo el padre muere cuando Pedro cuenta solamente 18 años y tendrá que hacerse con el control del taller. Clave para entender la trayectoria de Pedro de Mena será la llegada a Granada, procedente de Madrid, de Alonso Cano uno de los hombres más innovadores del arte español. Su influencia sobre Pedro de Mena será clave, aunque sus temperamentos serán muy distintos. Obra que se puede tomar como punto de arranque de esta influencia es la Inmaculada que Mena realiza para el cercano pueblo granadino de Alhendin aunque nos ha llegado repintada y con los ángeles de la peana movidos. Aquí en Toledo, en el convento de las Benedictinas, se conserva el boceto intacto siendo una de obras más bellas de la ciudad.

La fama de Mena crece y en 1656 el obispo de Málaga le llama a su sede para que se haga cargo de la terminación del coro de su catedral, la serie de santos captados en gestos, y miradas únicos hacen del conjunto una de las creaciones mas hermosas del arte español. 

Debido a que su obra seguirá creciendo en cantidad y calidad será llamado también a la Corte donde permanecerá dos años en los que nos dejará algunas de sus obras más personales . En esta ocasión para nuestra catedral realizó una de las obras mas acabadas de todo el arte español: la momia de San Francisco de Asís según se mostró al papa Nicolás V en 1449 cuando este buscaba sus restos en la nave baja de la basílica de Asís. Según la tradición, el santo apareció de pie, tocado con la capucha, las manos escondidas entre las mangas del hábito y este levantado en la zona baja para mostrar uno de sus pies del que aun manaba sangre . La obra es de un acabado perfecto, tal vez nunca en el arte español se consiguió la belleza de un rostro sin vida para este mundo y que ya solo vive para el cielo. Debido al éxito conseguido el Cardenal Baltasar de Moscoso y Sandoval nombraba, el 7 de mayo de 1673, a Pedro de Mena como escultor de la Catedral de Toledo. Mena, sin embargo, no aceptó el cargo, Málaga le atraía de manera especial y allí pasaría el resto de sus días. Sin embargo, en la contaduría de la Catedral toledana se le estuvo esperando hasta el año de 1670 en el que se le mantuvo en nómina.

 Tampoco tiene rival el tema de la Virgen de Belén de la que existen varias versión. Aunque en este capitulo hay que lamentar la pérdida, en la iglesia de Santo Domingo de Málaga, del grupo más hermoso de todos, que desapareció durante los desórdenes de los años 30 del siglo XX. Era una grupo de extremado realismo en el que una bellísima mujer rodeado de unas guirnaldas de flores daba la sensación de una mujer andaluza que, con el niño en brazos, se asomaba a una ventana florida. Era, sin duda, una obra cumbre de la escultura española.

Por último son de gran originalidad, las numerosas parejas de Ecce Homo y Dolorosa, de medio cuerpo o solo el busto, que realizó. Aquí en Toledo, aunque no suyos pero si muy interesantes y cercanos a su estilo, existen varios en el Museo de Santa Cruz.