Medicamentos con alma

A.M.
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Un vecino de El Real de San Vicente, Carlos Carretero, sigue después de nueve meses en su 'cruzada' solidaria para enviar medicamentos a Venezuela. Calcula que habrá enviado unos cien kilos de medicinas gracias a la solidaridad de los vecinos

Va camino de nueve meses, casi preparado para un parto, pero seguirá en su compromiso con los venezolanos. Carlos Carretero, un hombre de 62 años que vive a caballo entre Madrid y la sierra de San Vicente, sigue recogiendo -empezó en marzo- medicinas que hace llegar, «y lo compruebo», al Hospital  de Vargas de Caracas.

Carretero asegura que seguirá en su ‘cruzada’ hasta que «el señor Maduro cambie, mientras tenga fuerzas seguiré en ello». En estos días precisamente, el Gobierno venezolano trabaja  con representantes del sector farmacéutico para acordar una nueva escala de precios de los medicamentos dado que en la actualidad los venezolanos están comprando medicinas al precio que las empresas farmacéuticas expenden bajo niveles de inflación exorbitantes.

Carretero está satisfecho con su campaña, «va viento en popa», y ensalza la solidaridad de los vecinos de la Sierra de San Vicente. Hace una especial mención «a Rebeca, la farmacéutica de Castillo de Bayuela que está muy implicada» en su causa pero también reconoce la solidaridad de los vecinos de Pelahustán, Almendral de la Cañada o ElReal de San Vicente, cuyo alcalde «está teniendo un comportamiento ejemplar». Precisamente el primer edil, Jorge Martín, que se deshace en halagos hacia Carretero, anunciaba a finales del pasado mes de septiembre que el Ayuntamiento «dispone de contenedor para recoger los medicamentos que no utilizamos para enviarlos a Venezuela por iniciativa de nuestro vecino Carlos Carretero». El contenedor está situado en la oficina de atención al público en el Ayuntamiento.

Desde que Carlos empezó con su labor de recogida de medicinas calcula que habrá realizado envíos de más de 100 kilos de peso. Y es que, la solidaridad de la gente le está permitiendo realizar envíos cada 15 días más o menos.

Puntualiza Carretero que «yo no soy una ONG», para aclarar que no tiene medios ni logísticos ni económicos. Por ello, cuenta con una agencia de transporte a través de la que realiza los envíos y en la que tiene abierta una cuenta para donaciones. «El dinero nunca pasa por mis manos», recalca, «la cuenta está abierta para esta agencia y ellos me dicen el dinero que llega de donaciones y si puedo enviar». Aquellos que quieran aportar su granito de arena a esta causa pueden hacer su ingreso, por pequeño que sea, en esta cuenta de SERVIENVIA (ES88 0182 9025 2802 0196 6062 BBVA). Y remarca Carretero que al hacer el ingreso hay que citar el número de orden 18422 porque es el que permite a la empresa identificar que el ingreso es donación para los envíos.

En cuanto a la certeza de que los envíos lleguen, asevera Carretero que «cada vez que mando, al médico que me recepciona le tengo dicho que me mande foto con lo que ha llegado y sistemáticamente me lo manda. Hago un rastreo como un sabueso para asegurarme de que todo llegue».

Haciendo gala de la modestia con la que realiza esta labor, reconoce Carretero que «la gente me da muchos ánimos y me llegan muchos agradecimientos desde allí, que me parece exagerado porque solo hago lo que puedo». Porque, asegura, aunque en ocasiones pone dinero de su bolsillo, «me parece que no hay mejor forma de gastar el dinero que así».  Él mismo se desplaza, «hago el peregrinaje», con su vehículo para recoger los paquetes cada una o dos semanas en lo que supone también un verdadero reciclaje de los fármacos, teniendo en cuenta que el depósito en las boticas sin un fin en concreto hace que las unidades sean quemadas

En la actualidad, según le transmite el médico con el que acuerda los envíos, los antibióticos son los medicamentos que más se necesitan porque «hay gente que muere por no poder disponer de ellos», lamenta Carretero que recuerda que la única condición es que no sean medicamentos caducados.

Carlos Carretero inició esta recogida de medicamentos por «esas casualidades de la vida» tras conocer la experiencia de una mujer de Venezuela. Señala Carretero que, como director de tertulias en un grupo de Madrid, conoció a una mujer procedente de este país que le trasladó la situación en la que se encontraba su familia y los venezolanos. «Me llegó al corazón y me puse inmediatamente manos a la obra», sentencia Carretero.