La batalla por suceder a Merkel coge forma

SPC
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El exportavoz parlamentario, la secretaria general de la CDU y el ministro de Sanidad optarán a la Presidencia del bloque conservador, que dejará vacía la canciller, con Schäuble a la espera

Apenas media hora después de que la canciller alemana, Angela Merkel, anunciara su retirada de la política para 2021, en Berlín se dio por inaugurada una carrera contrarreloj para alicatar su sucesión, una pugna que a día de hoy tiene tres nombres propios. 

«Siempre me propuse ejercer mis cargos con dignidad y también dejarlos algún día con dignidad», aseguró la conservadora el pasado lunes al comunicar su decisión. 

Pero, sin dar tiempo a digerir los argumentos esgrimidos por la mandataria para apearse sorpresivamente del poder, comenzó el baile de aspirantes a relevarla, tanto en la cúpula de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), como en la Jefatura de Gobierno. 

Hasta tres políticos enseñaron sus cartas a las primeras de cambio. Un cuarto, según especula la prensa del país, estaría pensando en dar el paso, midiendo los tiempos y cerciorándose de que cuenta con los apoyos necesarios entre sus correligionarios. 

De un plumazo, las espadas se desenvainaron en la formación, que después de 18 años dejará de estar en manos de la canciller. 

Friedrich Merz fue el primero en desvelar públicamente sus aspiraciones a dirigir la CDU. Este político y empresario de 62 años lideró el grupo parlamentario conservador durante dos años, hasta que Merkel lo destituyó en 2002. Del ala más conservadora del partido, ayer presentó un programa con el que «resurgir y renovarnos».

Otro anuncio esperado era el de Annegret Kramp-Karrenbauer, la secretaria general de la formación. Descrita como sobria, poco propensa a grandes gestos y con gran capacidad para imponer sus ideas, la política de 56 años es considerada desde hace tiempo como la heredera natural de Merkel. 

Enfrente tendrán a un joven ministro de Sanidad, Jens Spahn, de 38 años, y uno de los críticos acérrimos de la mandataria por su política migratoria. Ayer consideró que la acogida de refugiados es «un elefante en una habitación».