El PP visiona un Casco «convertido en ratonera»

C.M
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Ignacio Jiménez denunció «la falta de previsión» de una equipo de Gobierno que «ni aumentó la frecuencia de los autobuses, ni reforzó el servicio de limpieza, ni gestionó debidamente el tráfico y la movilidad»

El PP visiona un Casco «convertido en ratonera» - Foto: Yolanda Redondo

Consciente de que el turismo «genera riqueza y empleo» necesario para la ciudad y sus moradores, el concejal del PP no se resistió a denunciar -debido a lo contemplado y a las muchas quejas emitidas estos días por los vecinos- el «casos» en el que la ciudad se ha visto envuelta durante este puente. Porque no es de recibo que, a estas alturas, «el equipo de Gobierno no cuente con un plan de movilidad y otro de limpieza» especiales para estas ocasiones. Esta «falta de previsión y de trabajo» ha propiciado que estos días el Casco haya «sido una ratonera», ya que «si llega a ocurrir algún percance o emergencia» no hubieran podían acceder «ni ambulancias, ni bomberos, ni policías».

Porque el «hartazgo» de los residentes del Casco y de los toledanos «que no pueden pasear por su ciudad los días festivos» está llegando a niveles máximos que requieren de «soluciones» tendentes a regular los flujos turísticos y a garantizar el bienestar de los residentes.

Vecinos que «no pueden llegar a sus casas ni aparcar sus coches en las zonas reservadas» porque «no se respetan», toledanos que optan por no subir al Casco porque no se pueden transitar con seguridad por las calles y que, si desean acceder en transporte público, lo tiene «realmente complicado» porque no se «aumentaron las frecuencias» de los autobuses.

Este panorama desolador se vio agravado por el «casos circulatorio» presente en todos los puntos de entrada a la ciudad -Bisagra, Mendigorría, Puente de San Martín, Reconquista y Azarquiel- y, sobre todo, alarmante en el corazón de la misma porque «a las largas colas de vehículos que deseaban entrar en los aparcamientos absolutamente colapsados» se unían los «autobuses urbanos que no podían pasar por estas zonas». Y a ellos «el bus turístico que junto al trenecito atascaban el tránsito por el final de la Cuesta de Armas» y, en sentido de bajada, a los taxis.

Y puesto que «son muchas las ciudades que llevan años» planificando la llegada masiva de visitantes a sus ciudades, consideró Jiménez que no es tan difícil controlar los accesos al Casco con «lectores de matrículas o paneles informativos con las plazas libres en cada parking de la ciudad que evite colas de vehículos a la espera de entrada a los mismos».

Pero no se quedan ahí los múltiples inconvenientes a los debieron enfrentarse los residentes de la ciudad, porque en cuanto a la imagen ofrecida, evidenció el ‘popular’ las bochornosas escenas de papeleras repletas y basura por el suelo, instantáneas propiciadas porque «la ciudad se ha visto mermada de operarios de limpieza», lo que hace que desde el PP se sospeche «que la edil responsable realice el control del personal adscrito a esta empresa». Y es que, «no es normal que en todo el puente se haya visto sólo a un operario para todo el Casco».

Eso a pesar, recordó, de «tener un contrato prorrogado de limpieza, que nos cueste a los toledanos un riñón» y que «nos convierte en víctimas de esta nefasta gestión en limpieza viaria» por culpa de la alcaldesa que «no ha querido acabar con el bolseo y sacar a licitación el nuevo contrato».

Porque, como criticó Ignacio Jiménez, «el sábado a las diez de la noche en la calle Ancha había multitud de personas paseando por la ciudad» compartiendo espacio con «con los bolsones de basuras de los establecimiento hosteleros que campaban a sus anchas».

 

La obra de teatro retrasó su inicio media hora.

A pesar de que los residentes en Toledo están acostumbrados a tener que lidiar con los, cada vez más insoportables, efectos del turismo, la mayoría reconocía no recordar días como los vividos. De ahí que, por ejemplo, los responsables del Teatro de Rojas solicitaran a la directora del montaje previsto a las 20,00 horas, la posibilidad de retrasar algunos minutos su inicio porque la mayor parte del aforo vendido estaba vacío, ya que sus ‘propietarios’ no podían llegar al espacio debido al atasco circulatorio y peatonal. Por suerte, Ana Zamora accedió y propició que muchos pudieran acceder al Teatro.