Bona: «Los maestros deberíamos tener unas orejas gigantes para escuchar mejor»

M. G. / Toledo
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César Bona, Maestro y autor de Nueva educación

César Bona es maestro, nada más. Es la única etiqueta que le gusta a pesar de que desde hace meses es conocido por haber sido uno de los cincuenta finalistas a los Premios Global Teacher Prize, el Nobel de los docentes. Sentido común, mucha psicología y tiempo y tiempo para escuchar a sus alumnos. No es una receta mágica, pero a este maestro le ha ido muy bien desde la primera vez que pisó un aula y ha conseguido poner en marcha iniciativas curiosas con un poco de imaginación y mucha ayuda de sus alumnos, como aquella vez que rodaron un corto con los abuelos de un pueblo zaragozano, o escribieron una carta al Rey pidiendo otras alternativas a la caza, o crearon una protectora de animales virtual...

Bona tiene su propio estilo de enseñanza, que está dando a conocer en las charlas y encuentros que ofrece este año de excedencia. El que viene volverá a Zaragoza, al centro educativo al que le destinen, para seguir enseñando y sacando lo mejor de los pequeños, esos que van por la mañana tan contentos al cole.

¿Qué es la educación?

Se asocia con la escuela, pero para mí la educación es el conjunto que formamos los padres y los docentes para intentar sacar lo mejor de los niños. Hay que tener en cuenta que educar no es sólo meter datos en la cabeza, es mucho más.

Acaba de publicar el libro ‘Nueva educación’. ¿Existe otra distinta a la que conocemos?

El título sirve para atraer y describir el ambiente que se respira ahora. Durante años la educación ha sido denostada y muy mal tratada, pero algo está cambiando y se ve cuando escuchas la radio o lees la prensa y salen noticias positivas. Yahí es un punto a favor porque los medios de comunicación tienen mucho que ofrecer en esa nueva visión de la educación.

En el libro no se habla de nada nuevo, sólo de sentido común, de cosas que muchas veces se nos olvidan como docentes y como padres. Nos falta escuchar a los niños, muchas veces por falta de tiempo, otras por inercia, y deberíamos invitarles más a participar en la sociedad y ver lo que tienen dentro para sacarlo.

¿Tendría que aplicarse un poco más la psicología en las aulas, en general?

Los primeros referentes son los padres y los segundos los maestros y la escuela es un lugar ideal para ayudar a los padres a educar a sus hijos y de forma global. Los maestros tenemos un poco de psicólogos, de actores, de sabios... Deberíamos tener un abrepuertas para sacar todo lo que los niños tienen dentro y unas orejas gigantes para escuchar un poco mejor.

Hay un debate eterno con el tema de los deberes. ¿Hay un exceso de tareas?

Sé que en España hay miles de niños que están haciendo deberes hasta la hora de cenar y uno de los retos que tenemos es dejar a los niños con hambre de volver al día siguiente para aprender. Es como las series que terminan con un continuará y te dejan con ganas. Si uno tiene trabajo en la oficina y se lo lleva a casa todos los días es difícil que vaya motivado a trabajar y a los niños les ocurre igual. Y lo más curioso es que los mayores estamos deseando que llegue el fin de semana para descansar, pero muchos adolescentes tienen muchas tareas y no pueden... Habrá que recortar de alguna manera.

Es cierto que es importante que se creen ciertos hábitos para que se organicen, pero toda una tarde de deberes es demasiado.

Desde hace años el sistema educativo está en cuestión ¿Entiende la Lomce? ¿Es necesario un pacto educativo?

Para la Lomce no se tuvo en cuenta a nadie, ni a los docentes, ni a los padres, ni a los niños, ni a los adolescentes... En el debate político televisado durante las elecciones la educación pasó de puntillas y es triste. Y ver cómo los que nos representan no saben llegar a acuerdos también es muy  mal ejemplo. Si alguien sabe lo que interesa de verdad es la escuela.

¿Es lógica la lucha constante entre la educación concertada y la pública?

Las luchas en educación siempre son tristes porque al final los que pagan son los niños y para mí ellos tienen la misma esencia en un colegio que en otro. La educación es un derecho de todos y tenemos que apostar porque la educación pública llegue a todo el mundo y tenga la mejor calidad posible.

Últimamente, los medios están reflejando la problemática del acoso escolar con frecuencia. ¿Hay tantos casos? ¿Es exagerada tanta cobertura?

En el momento en el que haya  un caso de acoso no es exagerado hablar de ello. Si nos ponemos en el lugar de la familia del niño en sí es terrible. Tenemos que hacer todo lo posible para terminar con el acoso. Si tuviéramos más tiempo en las escuelas y en los institutos para escuchar a los alumnos y crear dinámicas de grupo para que se conocieran unos a otros seguramente tendríamos más herramientas para prevenir el acoso. Se echa de menos las tutorías de Primaria de hace años, pero no para repasar ortografía o inglés, sino para que ellos hablen. También estaría bien que en Primaria y en Secundaria hubiera asambleas parecidas a las de Infantil porque los alumnos podrían expresarse.

¿Cómo se siente cuando escucha nuevos casos de abusos sexuales en colegios?

Imagínate... Es absolutamente terrible. No me salen ni las palabras.

No le gustan las etiquetas, pero los medios conocen a César Bona como el mejor maestro de España y así lo reflejan una y otra vez desde hace meses. ¿Cómo se  lo toma?

Hay muchos maestros que escuchan a los niños, aplican el sentido común, viven la profesión con una pasión tremenda y son anónimos. Tengo la suerte de tener un micro en la mano y, seguramente, hablaré con muchos de ellos. Los hay que viven con ilusión y otros la perdieron hace tiempo, así que el gran reto que tenemos es contagiar a los que la perdieron hace tiempo con todos los trabajos que se hacen.

Quizá lo que llama la atención de su ‘método de enseñanza’ son esos cortometrajes grabados con los alumnos, la creación de una protectora de animales virtual y otras iniciativas curiosas que han sido tan premiadas.

Para mí es importantísimo que los niños se expresen y hago un llamamiento para traer cosas interesantes a los sistemas educativos. El teatro, por ejemplo, funciona muy bien, y serviría muchísimo para ayudarles a memorizar, entre otras cosas. He usado varias veces el cine, la música y la expresión oral. Los niños tienen una capacidad brutal para contagiar a otros, algo que no tenemos los adultos y es muy bueno invitarles a participar en la sociedad porque es ahora cuando se les puede inculcar ese respeto por lo que les rodea.

¿Algún caso en especial que le haya llamado la atención?

Iván, por ejemplo, no pronunciaba bien la r, se le dieron herramientas para hablar en público,  me acompañó al Congreso Mundial por los Derechos de la Infancia en Barcelona y allí habló delante de 400 personas durante siete minutos y todos se pusieron en pie para aplaudirle.

En otra ocasión, me llegó un niño a clase y su tutor me había pasado una nota que decía ‘ojo con éste’... Si hubiera hecho caso a esta descripción el primer día ya habría estado marcado. Este niño cuando me despedí de los alumnos me dio una carta en la que ponía que yo era uno de los motivos por los que era feliz y sólo porque le había escuchado y le había quitado una etiqueta que muchas veces les ponemos.

El filósofo toledano José Antonio Marina, muy ligado al ámbito educativo, suele comentar que el problema de la educación es que los padres han desconectado y muchos profesores se han aburrido.

Es así y hay que ser receptivos con el trabajo. Si un maestro está perdiendo la ilusión debe repasar inmediatamente por qué se hizo maestro porque es una responsabilidad diaria. El diálogo debe ser continuo y es cierto que hay algunos casos en los que los padres tiran piedras sobre el tejado de los docentes y viceversa, pero todos tenemos que formar un equipo para sacar lo mejor de los niños.