30 años de sonrisas virtuales

Agencias
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Los emoticonos cumplen 30 años acompañando con humor los mensajes

30 años de sonrisas virtuales

 

 
 
El 19 de septiembre de 1982, a las 11,44 horas, el estadounidense Scott E. Fahlman revolucionó las comunicaciones electrónicas con la creación del primer emoticono, el smiley.
Este profesor de Ciencias de la Computación buscaba una manera de diferenciar los comentarios humorísticos de los serios entre sus colegas y propuso dos combinaciones de caracteres que acompañaran a frases en broma o serias, :-) y :-(, respectivamente.
Fahlman tuvo esta idea cuando se comunicaba con sus compañeros de la Universidad Carnegie Mellon a través de unos boletines on line, que ya por aquel entonces eran un «importante mecanismo social» en el departamento.
«Una buena cantidad de los mensajes eran humorísticos. El problema era que si alguien hacía un comentario sarcástico, algunos lectores fallaban a la hora de pillar la broma», explica.
Debido a estos problemas, el informático pensó que recurrir a una combinación corta de caracteres que expresaran una intención podría ser una gran herramienta de comunicación en el mundo cibernético. Su ocurrencia se convirtió en un éxito inmediato. 
Los primeros smileys evolucionaron hace unos años a imágenes más sofisticadas, popularizadas por el MSN Messenger de Microsoft. Con la llegada de los smartphones, los emoticonos han vivido otra evolución. WhatsApp fue el culpable de que se extendiera el sistema japonés Emoji, que significa imagen + letra.
Hay algunos símbolos en el lenguaje Emoji que carecen de sentido en Occidente, pero eso no ha impedido que se extienda a todos los móviles y sea usado por millones de personas. Como la famosa mierda con ojos, que podría convertirse en un icono para toda una generación.
 
Manual para internet. Por otro lado, la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) presentó ayer el primer manual práctico para el uso del español en la red, titulado Escribir en Internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales,
El objetivo de la obra es realizar una serie de recomendaciones para utilizar correctamente el idioma, en vista de que el futuro de la lengua se juega cada vez más en las webs, según destacó su creador, el periodista Mario Tascón.