El escritor toledano Miguel Ángel Guzmán presentó ayer su nuevo libro Yo, El Greco y mis reflexiones. El tomo que, prácticamente acaba de salir a la calle, refleja desde un prisma único y muy personal reflexiones del personaje cretense y sus experiencias por las calles de Toledo. Una visión intimista y cariñosa que Guzmán hace suya.

Fuera del papel y en una presentación intimista, el novelista se convierte en El Greco dándole su alma más sensible. Bajo la piel de Domenikos, Guzmán recorre los pasos que un día ando El Greco por la ciudad que, 400 años después, le catapultan hacia el podium de la grandeza pictórica y turística. «Hago una simbiosis de Toledo y El Greco porque van unidos. Más oculto, más desconocido», concreta.

Su legado, de aparente sencillez y con rasgos tan marcados que todos pueden reconocerlo, se queda plasmado en los lienzos y también en las adoquinadas callejuelas de la ciudad imperial. Por lo menos,  esa es la visión  que el escritor toledano recoge en un libro que sus editores consideran «mágico».  

Guzmán se convierte en esta novela en El Greco sin buscarlo, en lo que él mismo considera una experiencia exotérica. «No ha habido un estudio concienzudo sobre su figura. La parte más importante de la novela se configura mediante una experiencia intuitiva, más bien el amor que siento por Toledo y por él», concreta en una confesión de la admiración por el personaje.

El que ya escribió de los entresijos de su ciudad en Secretos de Toledo, vuelve a la actualidad con el  Domenikos más personal. Un pintor enamorado de una ciudad de culturas siendo un extranjero. «Le enamora la gente de Toledo y la libertad que siente a la hora de crear. Él se siente incomodo con la gente al principio y es algo que manifiesta, pero también sabe que Toledo es un paraíso para creadores», explica citando partes de su libro.

Un Greco artista, sensible, capaz de percibir el choque de culturas que hace a Toledo una ciudad enérgica... Así es el Domenikos de la última publicación de Guzmán. 

«Toledo le saca a El Greco lo mejor de si mismo» manifiesta este novelista en un halago hacia la ciudad que en este pasado año le ha devuelto el favor. Para Guzmán, a pesar de que Domenikos se formó con los grandes maestros no es hasta que llega a la ciudad imperial cuando se siente completamente libre para desarrollar su creación y sentirse un creador. 

El libro es la última publicación relacionada con El Greco que ha salido en su ‘año grande’. El escritor considera que durante el 2014 Toledo le ha devuelto el favor que hace tantos años le hizo el artista. «Algo que esperemos se haga con otros grandes que son toledanos y maravillosos. Como es el caso del príncipe de las letras castellanas: Garcilaso de la Vega», concreta Guzmán esperando que a este grande también le llegue ‘su tiempo’.