Tras dos días de incertidumbre y unas grietas que se iban agrandando en el frente independentista tras haber perdido la mayoría en el Parlament, ayer cogió impulso gracias a los comunes, que se han revelado como un aliado muy útil, sobre todo conforme se acerquen las citas electorales. Así, la Cámara aprobó una resolución de Podem que rechaza y condena «el posicionamiento del Rey y su intervención en el conflicto catalán», ya que considera que justificó las cargas policiales del 1 de octubre de 2017. 

La iniciativa, que salió adelante con los votos de los comuns, JxCat y ERC -69-, la abstención de la CUP -4- y el rechazo de PP, PSC y Cs -57-, también reivindica los valores republicanos y apuesta por «la abolición de una institución caduca y antidemocrática como la Monarquía». Curiosamente, hace unos días, el Ayuntamiento comandado por Ada Colau propuso suprimir la avenida Borbón.

Así, el Parlament reprueba el Rey dos días después de rechazar una resolución de la plataforma creada por Puigdemont que perseguía lo mismo: entonces no prosperó porque los morados no dieron su apoyo alegando que aquella iniciativa, aparte de reprobar el Soberano, reivindicaba la vía unilateral a la independencia, que no comparten, calificando de «artimaña» la iniciativa camuflada de Junts per Cat. 

También se dio luz verde a una propuesta de resolución del PSC que insta al presidente de la Generalitat, Quim Torra, a constituir en 15 días un espacio de diálogo con los grupos y subgrupos parlamentarios «para facilitar acuerdos sobre los grandes temas de país y restablecer consensos básicos, hoy dañados». Sin embargo, el Pleno rechazó reclamar al Govern que se comprometa a aserenar el debate político y a cumplir la ley. 

Sí se aceptó una iniciativa de la CUP que sostiene que el 80 por ciento de los catalanes apoyan el derecho a la autodeterminación y «viven una importante regresión de derechos políticos, sociales, económicos, culturales y ambientales».