El primer paso está dado. El acuerdo entre el Gobierno y Podemos era necesario para dar el pistoletazo de salida a la negociación de los Presupuestos para el próximo año, pero es solo el primer escollo. Bruselas tendrá que dar luz verde al proyecto y luego queda una buena andadura, y cuesta arriba, para recabar el apoyo de los partidos que den alas a las Cuentas que los socialistas plantearán en un Hemiciclo en el que tan solo cuentan con 84 diputados.

PDeCAT, ERC y PNV no van a perder la oportunidad de pedir lo suyo y sacar tajada si el Gobierno les quiere como muleta. De hecho, la reunión previa a la de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en La Moncloa fue entre Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, y Elsa Artadi, consejera de Presidencia de la Generalitat, que se vieron en la estación de trenes de Sants (Barcelona) para ver por dónde respiraba la líder del PDeCAT. Encima de la mesa, nada más y nada menos que 2.200 millones para la región comprometidos ya por Hacienda, por lo que desde el Ejecutivo, su portavoz, Isabel Celaá, hizo un llamamiento a los partidos catalanes para que apoyen un acuerdo que calificó como «muy beneficioso para el conjunto de la sociedad, también la catalana». 

Ahora bien, los independentistas quieren algo más que dinero a cambio de sus síes. De este modo, el líder de ERC en el Parlament, Sergi Sabrià, advirtió de que su partido no negociará los Presupuestos si no hay antes «movimientos inmediatos» del presidente Sánchez a favor de los presos soberanistas y la autodeterminación de Cataluña.